01/May/2024
Editoriales

Al presidente de México le gusta la ópera

Nuestro país ha sido rico en muchos aspectos. Ubicación geográfica y riquezas naturales, así como un exitoso mestizaje de las culturas endémica y europea.

El tema político es, acaso, con el que más ha batallado, pues sus dirigentes han sido muy variados, conformando una lista amplia que lo mismo contiene héroes, buenos, malos, y hasta traidores a la patria.   

Adolfo de la Huerta Marcor fue un personaje especial, que sustituyó a Carranza en la Presidencia cuando fue asesinado en 1920, representando al Grupo Sonora integrado por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y, desde luego, De la Huerta.

Adolfo de la Huerta Marcor era un hombre organizado, mientras que Obregón y Calles estaban hechos del material con el que se construyen los líderes y estadistas.

De la Huerta, además de organizado -que posiblemente haya sido por sus estudios de Contabilidad-, tenía un talento especial para la música, al grado que se le considera el presidente cantor.

Cuando hubo de exiliarse en California por sus diferencias con Obregón, echó mano de sus dotes musicales para conseguir recursos económicos que su familia necesitaba.   

Adolfo era un estupendo cantante de ópera con voz de tenor, así que abrió una academia de canto en un sitio cercano a Jóligud y obtuvo una respuesta muy buena. 

Decoró su academia con motivos mexicanos que, por razones de egolatría, resaltaban sus recuerdos de cuando gobernó en forma interina a México. La gente respondió, más que para aprender a cantar, por la oportunidad de convivir con un político de su estatura. 

Colocaba al alumno de espaldas a la pared, le oprimía el vientre con la mano izquierda mientras que, con el índice de la derecha puesto sobre la barba, le indicaba el movimiento necesario para dar una mejor emisión a la voz. 

Todos sus alumnos salían bien preparados, y la gente respondía más y más cada día. Eran doce horas de trabajo para cada alumno que podían distribuirse en una o varias sesiones, y eso le permitió a don Adolfo tener una vida de lujos en el vecino país del norte.

El presidente de México gustaba de la ópera; y lastimosamente a algunos de sus sucesores les gusta la opereta.

128 Pedro Castro, Adolfo de la Huerta, el artista existió el artista un Adolfo de la Huerta, el …   (En línea: docencia.izt.uam.mx/pcm/archivos/Adolfo-desconocido-prueba-pagina.pdf) consultado el 12 de octubre de 2010