Lo habíamos señalado aquí; las llamadas telefónicas y conversaciones personales entre jefes de Estado son de la más absoluta secrecía y casi siempre asunto de seguridad nacional para las naciones implicadas. Sólo en las Cumbres de Mandatarios en donde se realizan sesiones abiertas es en donde los medios de comunicación tienen acceso y los discursos y discusiones se hacen públicos de manera abierta.
Una llamada entre el Presidente de los Estados Unidos y México o entre el primero y el Primer Ministro de Australia se filtró a los medios norteamericanos, a la agencia CNN, AP y la revista Forbes en el caso del primero y a The Washington Post en el segundo caso. Esto quiere decir que alguien desde dentro de la Casa Blanca y del equipo presidencial decidió filtrar el texto de las llamadas o informar sobre esas mismas llamadas a los medios mencionados.
No pudo haber sido de otra forma. Por lo tanto, como es difícil suponer que fue personal allegado al actual presidente Donald Trump a sabiendas que le perjudicaba la divulgación de esas llamadas muy probablemente se trata de funcionarios o personal que provienen de la anterior administración del ex presidente Barack Obama quien, por cierto, ha lanzado críticas severas contra el nuevo Presidente.
En la Casa Blanca existen este tipo de funcionarios o de personal permanente cuya posición no es política sino sólo administrativa y por ahí pudo haber venido la filtración quizá buscando perjudicar al actual Presidente.