04/May/2024
Editoriales

La izquierda se sienta en el lado… izquierdo

Esto no es una perogrullada; los partidos que se les vincula con el socialismo -de izquierda- toman las curules del lado izquierdo en los parlamentos, y los vinculados al capitalismo -de derecha- se acomodan en el lado derecho.   

Esto viene desde la revolución francesa, que los diputados partidarios del monarca se sentaban a la derecha del presidente de la cámara y los de la república y de los principios democráticos, a la izquierda. 

Así, las locaciones fueron turnándose en el parlamento francés: al triunfar la república, los republicanos se movieron a la derecha; y los liberales -partidarios de los derechos individuales- a la izquierda; cuando los liberales triunfaron, viajaron a la derecha, y a la izquierda se acomodaron los socialistas.

En el México de la primera monarquía, a la derecha se sentaban los monárquicos. Al centro-derecha, los partidarios de Iturbide, dirigidos por José Mariano Martín; y a la extrema derecha los borbonistas -partidarios de un monarca español-, dirigidos por Juan Francisco Castañiza González de Agüero. A la izquierda, los republicanos; entre ellos, los centralistas, al centro-izquierda, dirigidos por fray Servando Teresa de Mier; y los federalistas, a la extrema izquierda dirigidos por Valentín Gómez Farías.

Ya en el congreso constituyente de 1824 se sentaban a la derecha los escoceses -centralistas y pro católicos- dirigidos por el Padre Mier y Carlos María de Bustamante; y a la izquierda los yorquinos - federalistas y pro libertad de cultos- encabezados por José Miguel Ramos Arizpe y Valentín Gómez Farías.

En el Constituyente de 1857, los diputados actuaron en bloque: sólo hubo liberales federalistas. A la derecha se acomodaron los moderados, liderados por Antonio Aguado, Mariano Arizcorreta y Marcelino Castañeda; y a la izquierda, los liberales puros, como Santos Degollado e Ignacio Ramírez “El Nigromante”, hasta los liberales “exaltados” o radicales, como Ponciano Arriaga y Valentín Gómez Farías.

El Constituyente de 1917 de puros revolucionarios, se sentaban también según sus tendencias. A la derecha los que querían ajustes a la constitución de 1857, como la no reelección, la desaparición de la vicepresidencia y el acotamiento de la Presidencia de la República. Entre ellos, Alfonso Cravioto y nuestro Nicéforo Zambrano. Después se sentaban los moderados -centro- como Pastor Rouiax y Luis Manuel Rojas -presidente-; y luego los socialistas -autores de los artículos 3, 27, 123 y 130- como Francisco J. Mújica y Heriberto Jara Corona.

Por décadas, el PRI dominó las cámaras, y acaso le prestaba la pelota un poco al PAN para que siguiera jugando. En 1946, los primeros diputados del PAN, Miguel Ramírez Munguía por Tacámbaro, Michoacán; Juan Gutiérrez Lascuráin por el DF., Antonio L. Rodríguez por Nuevo León y Aquiles Elorduy García por Aguascalientes, se sentaban a la extrema derecha. Y la bancada del PRI, gradualmente, de centro - derecha al “ala izquierda” según lo ‘izquierdoso’ de sus diputados. 

Esto fue así hasta 1979, que el PRI abrió la puerta del congreso a los diputados de partidos socialistas, quienes se acomodaban en las curules del lado izquierdo. Ahora, después de las elecciones de 2018, el partido Morena ocupa el lado izquierdo y abarca casi todo el espacio de la sala de plenos con sus partidos satélites, que no son pocos.

La relación entre izquierda y derecha en materia económica la tratan Bobbio, y MacIver: si la participación del gobierno en la economía es intervencionista, se trata de un gobierno socialista o de izquierda. Si su participación en asuntos éticos es mínima, se trata de la izquierda, pero si es intervencionista, es de derecha. Si el gobierno se ocupa de la sanidad y las pensiones, es de izquierda; si los individuos deben ocuparse de estos temas, se trata de un gobierno de derecha.

En el Congreso local no importa la ideología, sino los números. El acomodo no es por la geopolítica, sino por la cantidad de curules: a la izquierda del presidente se sienta la mayoría, sólo para quedar cerca del mejor salón de reuniones previas; a la derecha, la primera minoría, cerca de un salón de juntas previas y las otras minorías se acomodan cerca del pasillo central y del acceso a los pequeños salones de juntas previas.

La participación electoral activa -al grado que podría ser ilegal- del presidente López Obrador, posibilita que su partido MORENA tenga una fuerte bancada en la próxima legislatura local, que se reflejaría en el acomodo físico de sus diputados. A menos que, como ha venido sucediendo, si no alcanzan a ser mayoría, se amplíe el edificio del Congreso -construido por Martínez Domínguez-, para que las curules del partido oficial en México, tenga su propia sala de juntas, más grande que las actuales. 

Esperemos a ver qué dice ‘el pueblo bueno y sabio’ dentro de un mes.