20/Apr/2024
Editoriales

Noviembre 1º de 1838: el contralmirante francés Budin presenta la documentación que acredita sus facultades para negociar las reclamaciones por daños a ciudadanos franceses

Noviembre 1º de 1838: el contralmirante francés Budin presenta la documentación que acredita sus facultades para negociar las reclamaciones por daños a ciudadanos franceses, lo que devino pronto en la llamada Guerra de los Pasteles.

Estos supuestos daños eran pretexto para justificar el intento napoleónico de intervenir en Hispanoamérica, pues en el caso de México, el "daño" más importante era una reclamación por 60 mil pesos de un señor francés propietario de un restaurante en Tacubaya que decí­a que unos soldados de Santa Anna habí­an consumido pasteles y no los habí­an pagado. Sin embargo, se intentó llegar a un acuerdo con una ronda de negociaciones.

El 14 de noviembre de 1838, Luis Gonzaga Cuevas se trasladó a Jalapa, Veracruz, con la representación de nuestro paí­s, pues el presidente Anastacio Bustamente le confirió esa facultad como ministro plenipotenciario de México para tales componendas.

Durante dos semanas se trenzan ambos representantes en discusiones hasta que de plano desespera Baudin y da instrucciones a sus tropas de bombardear el Fuerte de San Juan de Ulúa, y así­ lo hacen durante el resto del dí­a y toda la noche hasta que en la mañana siguiente se capitula la plaza. Esta noticia llega hasta la capital mexicana, y el gobierno declara la guerra a Francia, surgiendo manifestaciones populares en las afueras del Congreso Federal, mientras deliberaban los legisladores al respecto, el pueblo se agolpa en las galerí­as y hay gritos amenazantes contra los franceses.

El Congreso no acepta la capitulación de San Juan de Ulúa (estaba fresco el tema del conflicto de Texas 1836) y nombra a Santa Anna comandante general de Veracruz, quien, a su vez, convoca a Mariano Arista para que se sume a esta causa militar. Así­ se escala bélicamente el conflicto por lo que los franceses reaccionan atacando el 5 de diciembre al puerto de Veracruz, causando graves daños a las instalaciones militares, y entre otros quebrantos está que Arista es prendido por los franceses y Santa Anna –en una de sus osadas acciones militares- pretende sorprender al enemigo cuando se repliega pero es descubierta su estrategia y lo enfrentan los europeos, cayendo gravemente herido en la pierna izquierda, por lo que se debe amputar esa extremidad, algo que posteriormente serí­a su mérito polí­tico mayor, aunado al ofrecimiento de donar sus propiedades para defender al paí­s.

Vista la incapacidad momentánea de Santa Anna, el Congreso nombra el 8 de diciembre ahora al presidente Bustamante, jefe del ejército para defender a México de la invasión francesa y dos dí­as después renuncia todo el gabinete. El 14 de diciembre hay una gran manifestación popular en la capital exigiendo que se reinstale el sistema federal, marchando al convento de Santo Domingo para liberar a Valentí­n Gómez Farí­as y a José Marí­a Alpuche.

Cinco dí­as después, el Congreso nombra al ex presidente Guadalupe Victoria para que asista militarmente a Santa Anna, quien ya recuperado de sus heridas defiende Veracruz de las embestidas del ejército francés. Pronto se firmarí­a un acuerdo de paz en donde México acepta pagar a Francia 600 mil pesos por concepto de "indemnización" de los daños causados a sus connacionales, pero en el fondo subyací­a la ambición de documentar una deuda para posteriormente regresar a cobrarla con otra invasión, que a su vez tendrí­a el deseo de instalar una monarquí­a con Maximiliano de Habsburgo al frente. La historia no registra a algún extranjero que se haya acercado a México sin la intención de quedarse con riquezas nacionales. Esas referencias son las que nos hacen sospechar de los modernos inversionistas extranjeros que vienen a instalar sus grandes industrias pues pronto se encariñan con lo nuestro. Esperemos que en estos tiempos ya no aspiren más que a hacer negocios con una mano de obra barata como es la nuestra.