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Se profundiza la brecha este-oeste en la UE

Mientras Merkel y Macron celebran las similitudes entre Alemania y Francia en la cumbre de la UE, la división entre ellos y los europeos del este está en aumento. Christoph Hasselbach informa desde Bruselas.

 Esta cumbre deberí­a propagar el optimismo. Las negociaciones del "brexit" está ahora en manos de profesionales y los británicos han hecho una oferta para los derechos de ciudadanos de la UE en el Reino Unido después de la salida. No obstante, la oferta ha sido considerada como insuficiente y ha sido vagamente criticada, aunque se la considere un avance. Ahora, los 27 miembros restantes están deseosos de desarrollar nuevos proyectos.

La conferencia de prensa conjunta de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue simbólica. Merkel se refirió a la cumbre como "un consejo de confianza y energí­a". Estas palabras son tanto más fáciles ya que el crecimiento económico vuelve a subir en prácticamente todos los Estados miembros, incluidos los más débiles. La eurozona acaba de terminar su mejor trimestre en seis años, a pesar de que este no haya sido tan grande debido a la crisis.

Sin embargo, la presidencia estonia del Consejo, que comienza en julio, no se da por satisfecha con eso. Estonia es considerada un paí­s modelo digital en Europa. En Bruselas, el primer ministro de Estonia, Jí¼ri Ratas, advirtió: "La digitalización es la industria metalí­fera y carboní­fera del futuro, por lo que debemos ser lí­deres del mercado mundial en la economí­a digital". Merkel, por su parte, solo tuvo elogios hacia este paí­s europeo, "porque Estonia es un ejemplo de cómo la digitalización ya se ha vivido".

La UE también quiere ser lí­der en la preservación de la libertad de comercio mundial, amenazada hoy por las tendencias proteccionistas del presidente estadounidense, Donald Trump. Por otro lado, la UE no es "ingenua", como dijo Macron. La apertura también exige justicia. Los Gobiernos europeos sienten que es injusto que ciertos paí­ses inunden el mercado europeo con precios de dumping, o que empresas de paí­ses terceros acaparen empresas europeas, cuando a su vez esos mismos paí­ses se rehúsan a que sus empresas sean acaparadas. China va a la cabeza en la lista.

¿Y los refugiados?

El buen humor generalizado, después de la depresión generada por el "brexit," no permanece, sin embargo, en todas las áreas. El preocupante tema de la migración sigue sobre la mesa. Precisamente, fue el nuevo y esperanzador Macron quien enojó a ciertos paí­ses europeos orientales que se niegan a aceptar a los migrantes de los principales paí­ses de entrada, Italia y Grecia. Macron se quejó diciendo que no estaban en un "supermercado" y que la UE no solo estaba "distribuyendo dinero sin prestar atención a los valores europeos".

Macron no mencionó ningún nombre en especial, pero muchos saben a quién estaban dirigidas estas palabras: por ejemplo, a Hungrí­a. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, respondió que se trató de una "patada", que Macron era un "recién llegado" y "su debut no fue muy alentador". El canciller austriaco Christian Kern, por otra parte, estuvo de acuerdo con Macron: "No siempre puedo exigir y luego retirarme de las obligaciones", señaló.

Para suavizar las tensiones, Macron se reunió con los lí­deres de Hungrí­a, Polonia, República Checa y Eslovaquia paralelamente a la cumbre, paí­ses que forman el llamado Grupo de Visegrad. Pero nada surgió de ella. Después de la cumbre, Merkel dijo: "Estamos muy de acuerdo en la cuestión de la lucha contra la causa de la crisis de refugiados y la cuestión del control de las fronteras externas". Pero "por desgracia, no se ha avanzado en el tema de la distribución". No hubo mucho tiempo para abordar el tema desde el principio, agregó resignadamente, "porque estaba claro que no podí­amos lograr ningún progreso allí­".

Macron añadió en la conferencia de prensa conjunta con Merkel: "La actual crisis de refugiados no es temporal, sino un desafí­o a largo plazo que debe abordarse con una estabilización en ífrica, Oriente Medio y una ambiciosa polí­tica europea de desarrollo".

Competencia de Europa del Este

La conversación entre Macron y los paí­ses de Visegrad fue también delicada por otra razón. Macron teme que todo el proyecto europeo esté en juego porque los trabajadores de los paí­ses ricos de Europa Occidental temen la competencia de Europa del Este. Macron hasta explicó recientemente el "brexit" cuando dijo: "¿Cómo sucedió el "brexit"? En parte, debido a que trabajadores de Europa del Este tomaron trabajos británicos". Macron pide, por lo tanto, un cambio en la llamada "directiva de desplazamiento". Según sus ideas, los trabajadores enviados desde Europa del Este deberí­an recibir los salarios habituales del lugar donde estén, por ejemplo, el salario de cualquier ciudadano francés. También tiene cierto apoyo en otros paí­ses de altos salarios como Alemania y Austria. Pero los europeos del este se oponen estrictamente a tomar su ventaja competitiva.

Esta cumbre ha demostrado que al dúo franco-alemán le ha llegado nueva energí­a con la elección de Emmanuel Macron, algo que podrí­a quizás también impulsar nuevos proyectos europeos. Pero al mismo tiempo, la brecha entre Europa Occidental y Europa Oriental, entre antiguos y nuevos miembros de la UE, amenaza con profundizarse.