19/Apr/2024
Editoriales

Mayo 18 de 1897: nace en Linares, Nuevo León, Rodrigo Gómez, quien llegara a la Dirección General del Banco de México.

Mayo 18 de 1897: nace en Linares, Nuevo León, Rodrigo Gómez, quien llegara a la Dirección General del Banco de México. Rodrigo Gómez Gómez estudia la educación primaria y un año de contabilidad, y así­ con ese pobre bagaje educativo pero enorme inteligencia natural, accede a una institución bancaria –Banco Mercantil de Monterrey- a los 22 años de edad, donde desarrolla un especial talento para la actividad cambiaria, convirtiéndose rápidamente en indispensable cuando de realizar operaciones cambiarias se tratara, pues en esa época existí­a incertidumbre respecto a la oscilación del precio del oro, la plata, el peso mexicano y el dólar.

La moneda de plata fluctuaba contra el oro y el oro más la plata, fluctuaban respecto del dólar. Y sucede que en 1933, durante los tiempos de la gran depresión norteamericana que devino en crisis económica mundial, el Banco de México, ya establecido como el órgano oficial del paí­s en materia económica, requiere de un funcionario capaz de realizar lo necesario para proteger los intereses nacionales en el vital aspecto cambiario. Se realiza en todo México una auscultación en el medio bancario y financiero, llegándose a la conclusión de que el idóneo para el puesto requerido, era precisamente nuestro paisano Rodrigo Gómez.

 

Así­ entra a laborar allí­ Gómez Gómez, y se inicia la más brillante carrera que se conozca entre los directores históricos de esa poderosa institución económica nacional. Llega a ser Director General del Banco de México desde 1952 hasta su muerte en 1970, tocándole ser artí­fice del llamado Milagro Mexicano, mediante el cual nuestra nación pasa de tener una economí­a semi feudal a una desarrollada que permite a los gobiernos revolucionarios construir la infraestructura en todos los rubros, desde el educativo, de salud, el agrí­cola y el industrial, entre los más relevantes. Don Rodrigo es quien permite la estabilidad cambiaria del peso respecto al dólar de 12.5 pesos, permitiendo libertad cambiaria absoluta, y generando una reserva monetaria creciente durante todo el tiempo que dirigió las finanzas nacionales, sin ingresos petroleros. Casa con Luisa Bení­tez Martí­nez, con quien procrea una hija. La Presa La Boca es llamada Presa Rodrigo Gómez en su honor.