07/May/2024
Editoriales

Recordemos: no es un concurso de simpatía

Hoy inician los candidatos a gobernadores sus campañas proselitistas para conquistar el voto ciudadano. En adelante y hasta el mes de mayo seremos testigos de la hiper actividad con la que algunos tratarán de convencernos que votemos por ellos. Ya hemos vivido en tiempos modernos campañas de candidatas promocionándose disfrazadas de “Zanahorias” barriendo calles; candidatos montados en briosos corceles recorriendo tramos pavimentados e interactuando al unísono en redes sociales; a otros comiendo y durmiendo en paupérrimos tejabanes conviviendo unas horas con familias muy humildes; y algunos más filmando narcisistas películas de cine. 

Desde luego que nuestros políticos no son los únicos en hacer desfiguros para llamar la atención. David Dinkins, alcalde de Nueva York buscaba reelegirse en 1993, y respondió a una acusación de evasión de impuestos -de esas que no faltan en las campañas- diciendo ‘No he cometido ningún crimen, sólo no cumplí con la ley’. Después su publicista lo convenció de que para recuperar popularidad debía aceptar el reto lanzado por dos disc jockeys de bañarse desnudo con ellos, lo hizo y esas fotos fueron muy vistas por los electores que, sin ninguna duda, votaron en su contra.

Las experiencias vividas -y sufridas- por los nuevoleoneses que hemos votado con las vísceras en vez del cerebro, nos deben servir de experiencia para no volver a tropezarnos con las mismas piedras. Analicemos bien las biografías de cada uno de los candidatos y sus propuestas, pues no se trata de un concurso de simpatía, sino del futuro de Nuevo León, es decir, de nosotros y de nuestras familias.