03/May/2024
Editoriales

La constancia llamada Lincoln

Cuántas veces nos hemos sentido derrotados por algo que falla, cosas que pasado un tiempo se olvidan.

Se vale sentirse mal tras una caída, pero eso no significa que ya estemos derrotados.

Siempre hay aspectos que pueden recomponer las cosas; eventos inesperados que viran el rumbo de los procesos en desarrollo. A lo único que ni el cielo tiene remedio es al pasado.  Cuando sientas que ya no puedes seguir adelante, recuerda el caso de Abraham Lincoln, un tipo que: 

Suspendió su carrera de ciencias empresariales en 1831. 

Presentó su candidatura a diputado en 1832 y fue derrotado. 

Regresó a la misma carrera y tuvo que suspenderla de nuevo en 1834. 

Su amada novia murió en 1835. 

Sufrió una crisis nerviosa y depresión en 1836. 

Pero volvió a competir por una diputación en 1838 y volvió a perder. 

En 1843 regresó por la revancha y volvió a ser derrotado en el mismo distrito electoral. 

En 1846 volvió a perder otra diputación. 

En 1848 regresó a competir y de nuevo perdió. 

En 1855 se registró como candidato al senado y perdió. 

En 1856 se registró como candidato a Vicepresidente de Estados Unidos y perdió. 

En 1858 regresó a competir por el senado y perdió otra vez. 

En 1860 se registró como candidato y fue electo como el decimosexto presidente de los Estados Unidos.

No estás derrotado, sólo perdiste una pequeña batalla...