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A 40 años de su lanzamiento el Voyager cruza Júpiter y Saturno y llega al espacio interestelar que no es un “hueco vacío”

 

A partir del 12 de noviembre de 2020, hace 40 años que la Voyager 1 pasó por delante de Saturno y tomó impresionantes fotos del planeta anillado, que siguen siendo las imágenes más recientes de Saturno que tenemos actualmente. La Voyager 1 y la Voyager 2 se lanzaron en 1977 para aprovechar una rara alineación planetaria que ocurre solo una vez cada 175 años, y ser la primera nave espacial en utilizar la "asistencia por gravedad" de un planeta a otro, con el fin de aprovechar al máximo del combustible a bordo. 

Los descubrimientos de la Voyager 1 no tuvieron precedentes: primero voló por Júpiter, tomó más de 19.000 fotografías y encontró un anillo tenue alrededor del planeta y dos lunas nuevas. 

Luego corrió hacia Saturno y tomó fotografías finamente detalladas de los anillos de Saturno, mostrando anomalías y "trenzas" en sus estructuras. Pasó a unas 4.034 millas de la luna más grande de Saturno, Titán, y descubrió que tenía una atmósfera naranja brumosa, compuesta principalmente de nitrógeno, metano y trazas de hidrocarburos. 

El sitio web de la NASA comenta: "Cuatro días después de su aproximación más cercana, la nave espacial tomó una imagen magnífica de Saturno y sus anillos desde una perspectiva nunca vista desde la Tierra, el planeta en una fase creciente con su lado nocturno débilmente iluminado por la luz del sol. La Voyager 1 completó sus observaciones del sistema de Saturno el 14 de diciembre de 1980. 

“En agosto de 2012, la nave espacial pasó más allá de la heliopausa, el límite entre la heliosfera, la región del espacio similar a una burbuja creada por el Sol y el medio interestelar. Ahora, más de 43 años después de su lanzamiento, varios de los instrumentos de la Voyager 1 siguen proporcionando datos útiles sobre las condiciones más allá del Sistema Solar ". 

El descubrimiento más reciente, dado que tanto la Voyager 1 como la Voyager 2 han entrado en el espacio interestelar, es que lo que se ha considerado el "hueco vacío del espacio" ha resultado ser lo contrario. El viento solar tiene una densidad constante en el rango de 3 a 10 partículas por centímetro cúbico (cc); la densidad del plasma cerca del borde del Sistema Solar cae a .002 electrones por cc; La Voyager 2 ha medido un aumento de densidad en el espacio interestelar de aproximadamente 0,12 electrones por cc. Los investigadores, científicos y otros analistas de misiones aún no han podido explicar esta anomalía. 

Se espera que las dos naves espaciales continúen transmitiendo datos hasta aproximadamente el 2025, cuando sus señales serán demasiado débiles para ser detectadas.