30/Apr/2024
Editoriales

La tecnología al servicio de la crueldad

Al ver las lejanas imágenes de la guerra en la franja de Gaza, no puede uno menos que estrujarse con la cantidad de víctimas inocentes que de uno y otro lado han caído. Pronto llegarán las fotografías tomadas de cerca que muestren el dolor que se está causando a la población civil, y el morbo que caracteriza a esta época nos empujará a revisarlas. 

Con el avance tecnológico que permite lanzar misiles desde aeronaves a una distancia enorme, y manejar drones envenenados con explosivos, nos da idea de que hay nuevas armas mortales, pues para eso somos muy buenos los humanos. 

Esto nos remite a algo que en su momento no entendimos y calificamos como fantasía. 

Su puede localizar en la hemeroteca universitaria una nota del año 2015 de Gordon Johnson, vocero militar norteamericano, diciendo que las guerras de Afganistán e Irak fueron de ‘mucha utilidad’ para el avance tecnológico. 

Dijo que habían comenzado a probar unos robots militares -proyecto que le interesa mucho al Pentágono-, pues sueña (eso no lo dijo, pero se intuye) con formar un ejército de robots, del tipo la película Guerra de las Galaxias. 

Desde entonces no he leído más noticias acerca de ese proyecto, pero al ver ahora que los misiles de Hamas eludieron el Domo de Hierro que protege a las ciudades de Israel, la utilización bélica de los drones, y otras armas nuevas, es de suponerse que sigan buscando la manera de formar un ejército sin gente, operado sólo con máquinas. 

Un ejército así siempre estaría dispuesto a pelear sin temor, ni sentimientos de eso que llaman humanidad. 

Imagínese usted que esas máquinas armadas y programadas para matar, no necesitarían alimento, sueldo, ni vacaciones. 

Lo cierto es que, a estas alturas, ya no es tan importante cuál de las partes en conflicto tiene la verdad histórica, sino quien puede detener la masacre.