Editoriales

Marlon Brando (Nebraska, 3 de abril de 1924 – 1 de julio de 2004)

Marlon Brando (Nebraska, 3 de abril de 1924 – 1 de julio de 2004). Durante mi niñez, iba al cine a ver a Marlon Brando, la gran estrella de Jóligud. El mejor actor del mundo, cuyas películas dejaban huella en el público; arquetipo del hombre fuerte, héroe recurrente y luchador social.

Pero tenía su propia historia no muy alegre, pues venía de una familia disfuncional, con padres alcohólicos, y tal vez eso le haya dado ese aire de melancolía que explotaba muy bien en sus actuaciones.

Expulsado en 1943 de una academia militar en Minessota, se fue a vivir a Nueva York donde consiguió un empleo de elevadorista, y descubrió su vocación cuando se matriculó en una escuela de actuación, pues muy pronto llegó al nivel de hacer pequeños papeles en obras de teatro, y tres años después, ya traía en la bolsa el contrato del papel principal de Stanley Kowalskien Un Tranvía llamado deseo, de Tennesse Williams, papel que repondría más tarde en el cine.

Ya en los años cincuenta, había recibido grandes reconocimientos por su participación en The Wild One, Julius Cesar y On the Watherfront, películas que le dieron fama de hombre duro y profundo, que se oponía al conformismo y al “American way of life” de entonces. 

Sin embargo, en los años sesenta comenzó un declive en su carrera y en su vida, pues adquirió fama de ser deliberadamente poco razonable. Se colocaba tapones en los oídos para no escuchar las indicaciones del director. “A veces me siento animado por algo, pero no me dura más de siete minutos, ese es mi límite” declaró a la prensa joligudense.

Hasta que en 1972 revivió con Vito Corleone en El Padrino, película que le regresó a la cúspide, pues sus frases se incorporaron a la cultura popular, no sólo en Estados Unidos, sino en todo occidente. Con Corleone ganó el preciado Oscar de la Academia, pero no aistió a la ceremonia de entrega, y envió de representante a una mujer de ascendencia indígena que leyó una diatriba de Marlon en contra de la política gubernamental indigenista. Luego se supo que esa mujer se llamaba María Cruz y que había sido “Miss American Vampire”.

Sin embargo, su perfil de actuación le hizo que en 1979 le llegara otro éxito con la cinta Apocalipse Now, donde actuó de Walter E. Kurtz, un tipo rapado símbolo de la locura americana. Pero de allí en adelante, todo fue aparecer en los medios con escándalos personales. En 1990 su hijo mayor, Christian, asesinó al amante de su hermana Cheyenne, siendo sentenciado a diez años de cárcel, y después su hija Cheyenne se suicidó. En 1995 Brando solicitó a Irlanda su nacionalidad, huyendo de una mafia tahitiana que lo perseguía por haber sido parte de los inversionistas que adquirieron un atolón en Tahiti, para hacer un desarrollo que lesionaba la ecología del lugar.

Sus tres matrimonios fracasados, los 13 hijos que tuvo con al menos seis mujeres, y la descompostura de su cuerpo, además de su extraño comportamiento, eran las únicas noticias que sabíamos de él en sus últimos años. Una vez se acercó durante una entrevista a Larry King y lo besó en los labios, y se despidió diciéndole “adiós mi amor”.

Pesaba 160 kilos. Su familia le ponía candado al refrigerador para tratar de controlar su adicción a la comida, pero ni así pudo bajar de peso. En 1990 dijo en una entrevista: “a pesar de haber sido rico y famoso, mi vida ha sido miserable”. Tenía ochenta años cuando murió como resultado de la suma de cualquier cantidad de achaques que el sobrepeso le acarreó. Según sus deseos, fue cremado y sus cenizas esparcidas en Tahiti y en Death Valley. De cuando en cuando, vuelvo a ver sus primeras películas que me siguen gustando.