Devoto de toda la vida del Santo Señor de la Expiración, cuya imagen se venera desde hace ya más de 300 años en el viejo templo de Guadalupe, según apuntes históricos del desaparecido e ilustre historiador, recibió el cuerpo inerte del vecino de la calle de Zaragoza, el profesor Israel Cavazos Garza, fallecido apenas el sábado por la mañana.

El Señor de la Expiración es una imagen de un Cristo Negro que preside el altar Mayor de este remozado y bello templo, rematado en la parte más alta, con una Virgen de Guadalupe de gran tamaño.

Hasta este sitio fue trasladado el féretro del profesor Cavazos Garza por cofrades de Cirineos del Santí­simo Sacramento, dado que ahora el primer y antiguo templo de la Ciudad ha sido destinado a Sagrario o receptáculo del Cuerpo de Cristo.

Poco después de las dos de la tarde, el Párroco del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, Monseñor Marcelo Varela, recibió el ataúd en el atrio y luego fue trasladado al interior en donde se rezó un responso al cadáver.

Familiares del desaparecido ex cronista de Guadalupe, Cronista de Monterrey, estudioso de la Historia del Noreste de México y de las raí­ces fundacionales de Guadalupe, así­ como ex Alcaldes hicieron acto de presencia en este recinto.

Entre ellos, por ejemplo, el licenciado Francisco Rivera Bedoya y Erasmo Garza Elizondo, ambos ex mandatarios municipales con amistad muy cercana con el tí­o de Eloy Cavazos, matador de toros quien también hizo acto de presencia con sus hermanos e hijos, en las ceremonias.

Luego del recibimiento y visita al viejo templo que frecuentaba el profesor Cavazos, su féretro fue trasladado al nuevo templo que construyera el presbí­tero y Monseñor Juan Esparza, a fines de los años sesentas y principios de los setentas.

Cabe mencionar que el profesor Cavazos fue uno de los principales promotores de la construcción de esta nueva edificación que, ahora, es sede de los actos litúrgicos de la Parroquia que dirige Monseñor Varela.

Ahí­ se le rezó una Misa de Cuerpo presente al profesor Cavazos y, posteriormente, el cadáver serí­a trasladado nuevamente al Municipio de San Pedro Garza Garcí­a, para ser inhumado en el cementerio de Valles de la Paz.

Gente del pueblo y que acostumbraba conversar con el profesor Cavazos en la plaza principal de Guadalupe, también hizo acto de presencia en estos actos litúrgicos, con los cuales se le despidió de una Ciudad que fue su residencia por muchos años y a la cual, el profesor Cavazos Garza, le tení­a un cariño entrañable.