06/May/2024
Editoriales

El significado de una fuente de agua

El gobernador Santiago Vidaurri y su amigo el canónigo magisterial José Joaquín de Orozco se encontraron en el centro de la Plaza de Armas de Monterrey -hoy Plaza de Zaragoza- el día 2 de febrero de 1864. 

Los reineros se habían congregado en este trascendente acto para testificar el inicio de una gran obra: La fuente de Mármol -que después le llamarían Fuente de Los Delfines-, pues la Ciudad no tenía obras hidráulicas de ornato; había cajas de agua en las que los vecinos llevaban a sus casas el preciado líquido para beber.

Así que ese señalado día, al saludarse ambos personajes henchidos de poder, el repique de las campanas de Catedral y las del Templo de San Francisco, más el estruendo de los cañones, arrancaron los aplausos y vivas al señor gobernador.

Se bendijo la primera piedra y Vidaurri tomó en sus manos la cuchara de albañil fabricada de plata, arrojando con fuerza y señorío dos paladas de mezcla para luego colocar la primera piedra que le sirvió de inspiración para pronunciar un sentido discurso alabando la modernidad de Monterrey, que con una obra de esa calidad ya competía con las más modernas ciudades del país.

Una banda de música coronó el discurso con una marcha triunfal que alentó más gritos de júbilo del público.

El eterno secretario del ayuntamiento, don Miguel Nieto, leyó otro discurso más breve y menos llamativo, pero cubriendo las formas de contestarle al señor gobernador.  

Inició la construcción bajo la dirección del arquitecto lampacense Mateo Matei, y la gente iba a supervisarla todos los días, pues era todo un espectáculo ver como se colocaba el mármol blanco extraído del Cerro de las Mitras.  

Pero la política dio un inesperado giro a la vida de Santiago Vidaurri y, por lo mismo, a sugerencia del presidente Juárez, la Plaza de Armas después se llamó Plaza Zaragoza y la Fuente de los Delfines fue removida, terminando en 1894 -hasta la fecha- en la Plaza de La Purísima.