Enero 29 de 1970: Se reforma la ley electoral de 1951 para conceder el voto a los mexicanos que contaran con 18 años cumplidos. La ley electoral anterior, de 1951, promulgada por el presidente Miguel Alemán, concedía el sufragio a esa misma edad sólo si la persona de 18 años era varón y casado. Esta ley ya superada contenía otras reformas como que los candidatos a diputados y senadores deberían ser registrados por sus respectivos partidos en fórmula, es decir, un candidato a propietario y un candidato suplente, pues había discrecionalidad a ese respecto.
Pero ya en 1970, el presidente Gustavo Díaz Ordaz que cargaba con el lastre político de la matanza estudiantil de 1968 y el candidato del PRI, Luis Echeverría, que había sido su secretario de gobernación en esa histórica masacre en vísperas de la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968, estaban urgidos de vínculos amistosos con los jóvenes. Buscaban darle a la juventud una mayor presencia política, pues comenzaban a cundir por todo el país grupos guerrilleros de jóvenes que asaltaban bancos para hacerse de recursos y fabricar un estallido violento en México. En ese mismo tenor, el 22 de diciembre previo, se había promulgado el decreto que reformaba el artículo 34 constitucional que afirma que, para ser ciudadanos, los varones y mujeres que tengan calidad de mexicanos deberían haber cumplido 18 años y tener “un modo honesto de vivir”, reconociéndoles su calidad de ciudadanos, pero aún no podían votar sin las condiciones mencionadas. Como podrá advertirse, después del 68 la política se ocupó más de los jóvenes y cuando Echeverría llegó a la Presidencia de la República, incluyó en su gabinete a varios de ellos, mientras que en la Cámara de diputados federales se estrenaban también nuevos rostros de aquella juventud agraviada, pues antes de estos grandes movimientos, los jóvenes estaban muy acotados y limitados no sólo en los derechos políticos, sino que la propia sociedad desdeñaba las capacidades de la juventud en casi todos los ámbitos económicos, destinando su presencia sólo al deporte amateur y como trabajadores con derechos inferiores a los mayores de edad. Por eso el éxito de la música de Rock y de protesta, la moda retadora del vestido, los festivales juveniles desenfrenados como el celebrado en Avándaro, EDOMEX, al año siguiente, buscando imitar al de Woodstock del estado de New York en 1969, pues la juventud se sentía denigrada. Los jóvenes que formaban su propia familia en ese tiempo (entre ellos quien escribe estas líneas), veían un México pleno de oportunidades, pero temían que en cualquier momento hubiera nuevas demostraciones de autoritarismo, así que se formó una generación de hombres y mujeres emprendedores, de carácter duro, cuyos sobrevivientes pasan de las siete décadas. Las reformas electorales han acompañado al desarrollo nacional desde el inicio del México independiente.