Es absolutamente cierto que hay gente enferma de adicción al internet, especialmente a las redes sociales, pues fuera de ellas nada existe, o no le interesa.

 Es cada vez más común ver personas caminando absortas en su móvil, descuidando su trayecto y tropezándose o chocando con algún poste en la banqueta.

Desde luego que es mucho más grave que los conductores de automóviles chateen, pues un accidente que involucre algún vehículo de ruedas motrices puede costar muy caro.

 Pero ante esto que es enfermizo, no he sabido de algún facultativo que lo trate de curar, por lo que pronto nos vamos a contagiar a todos .

Esto se debe a que quienes nos envían un mensaje (posiblemente ya estén contagiados) presionan para que se les responda, y no tenemos el valor de ponerlos en su lugar.

 Ciertamente tampoco es un fenómeno nuevo; siempre han existido personas que se embeben en cierta actividad y se desconectan del mundo.

 Por ejemplo, el matemático alemán Johann Karl Friedrich Gauss (1777 – 1855) estaba una vez bien clavado buscando en su casa la solución a un problema, mientras su esposa enferma y encamada sufría una crisis en la recámara del segundo piso.

 El médico que la atendía salió para decirle a Gauss que su señora agonizaba, pero el científico le hizo un ademán para que se retirara, murmurando en automático:

 _Dígale que me espere un momentito, ya mero encuentro la solución al problema.

 En estos tiempos estamos peor, porque antes los que andaban en la luna eran pocos, pero ahora el problema se catapultó porque todos traemos un celular… y la única salida es que alguien nos quite el teléfono celular.