03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Diciembre 18: Día de pastorela en nuestro país. En tiempos normales -sin la pandemia- este es un evento muy popular, pues conlleva elenco, escenografía y cánticos. En la pastorela hay dos escenarios: el pesebre y el infierno. En el pesebre destacan dos pastores: Gila y Susana. En el infierno, cuatro diablos; Lucifer, Luzbel, Asmodeo y el Pecado. Hay un ermitaño: Bartolo, y el Loco. Dos narradores (Bato y Tebano), y el arcángel Gabriel. Además aparece la Sagrada Familia y el Coro, que convoca a repetir con los ángeles: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”. Esto viene de los evangelizadores que llegaron a la Nueva España buscando convertir a los indígenas, pues el día que los aztecas celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli coincide con la época de Navidad. Los tenochcas ofrecían tzóatl que hoy es “alegría” (dulce de amaranto). La piñata, el nacimiento, las posadas, los reyes magos, la cena de Navidad, los villancicos y las pastorelas, aunque pertenecen a la tradición cristiana, adoptaron rasgos y elementos indígenas que permanecen hasta hoy. Las posadas surgieron de las celebraciones de las Iglesias para instalarse en las calles y plazas. Al anochecer comienza la posada con una oración, luego se forma la gente detrás de los “santos peregrinos” (José y María) con velas y cantos, se dicen las letanías y pasan al patio de la iglesia a romper la piñata, elemento de origen chino. 

Allá se confeccionaban figuras de animales cubiertas con papeles de colores rellenas de semillas y se les golpeaba con varas de colores. Marco Polo la llevó a Europa en el siglo XII, con nombre de “pignata” y adquirió su propia simbología: la venda en los ojos es la vanidad, mientras el palo, la fe y la virtud que vence el mal. De Italia pasó a España y los conquistadores la trajeron para acá. Los catequistas le pusieron símbolos bíblicos, como la lira de David, la estrella de Belén o la rosa de Jericó, en vistosos colores. Las pastorelas se derivaron del teatro europeo medieval; de España pasaron a México, y mientras aquí proliferaron, allá desaparecieron. La primera escenificación fue en Cuernavaca en 1527, como “La comedia de los Reyes” Hay documentos escritos en náhuatl que hablan de otra pastorela que representa la batalla entre San Miguel y Lucifer. Al principio las pastorelas eran para evangelizar, pero terminaron siendo parte de la cultura popular, y sus características no han variado durante cuatrocientos años. Se escriben por lo regular en verso, con la misma trama; sus personajes son ingenuos pastores, o varios demonios, arcángeles, ángeles, los Reyes Magos y la Sagrada Familia, incorporándole música tradicional de cada región. La representación de Jesús, María, José, los pastores, los ángeles, el burro, la vaca y el pesebre siempre ha estado presente. La artesanía regional le da el toque mexicano, a pesar de que la influencia cultural sajona ha impuesto el árbol de navidad. Hubo un tiempo, a mediados del siglo pasado que se presentaban espectáculos en esta temporada de pastorelas cómico – políticas, pero actualmente han caído en desuso, pues los aparatos cibernéticos acaparan la atención. Claro que estas últimas pastorelas no son religiosas, pero adecuan algunos de los personajes en forma sarcástica. Esta es otra de las muchas cosas bonitas que la pandemia nos ha arrebatado.