En el álgebra es indispensable que el planteamiento del problema sea correcto, so pena de que la solución sea incorrecta.

Este principio matemático se aplica en la vida. El ejemplo clásico del ciego que pedía ayuda con un rótulo que decía: “Ayuda por favor, soy ciego”, y casi nadie le dejaba alguna moneda, hasta que un publicista se compadeció y sin decirle nada se acercó a modificar el rótulo y de inmediato se notó la diferencia, pues mucha gente le dejó monedas e incluso algunos billetes.

El ciego había desarrollado otros sentidos como el oído y el olfato, así que al día siguiente identificó a su benefactor cuando pasaba frente a él y se detuvo.

_¿Qué hiciste con mi rótulo que ahora la gente me da más limosna?. Escribí lo mismo, pero de otra forma, ahora dice: “Hoy es primavera y no puedo verla”.