05/May/2024
Editoriales

El Internet

A estas alturas de nuestro desarrollo nada importante se podría realizar fuera de la red del Internet. No sólo hablo de las comunicaciones directas -que de suyo son trascendentales-, sino de la producción de bienes y servicios que serían detenidas si por alguna circunstancia desapareciera el Internet, pues ni siquiera habría forma de surtir los almacenes de víveres, ni las gasolineras, ni la electricidad domiciliaria, ni de fabricar los productos más sencillos. 

El Internet nació -como gran parte de las cosas trascendentales- por necesidades militares del país líder, Estados Unidos. Se originó en el Arpanet, una red de los años setenta, creada para unir los ordenadores militares norteamericanos, en prevención de un ataque sorpresivo. 

De ahí todo se potenció cuando esta herramienta militar pasó al uso de los civiles. En los años noventa se logró construir una red mundial de Internet con objetivos de información mercantil. Todo el conjunto de nodos en la red vinculando a los ordenadores conectados mediante servidores, constituyó la Word Wide Web o WWW,  creada por el inglés Tim Bernes-Lee, que trabajaba en Ginebra Suiza. 

Apoyado por Robert Caillau, Tim publicó en agosto de 1991 una propuesta formal para la WWW; y para fin de ese año, este señor ya tenía listas todas las herramientas necesarias para que la web funcionara: el primer navegador, el primer servidor y las primeras páginas web. 

A partir de ese momento, con sólo una computadora y el servicio telefónico, es suficiente para ser parte de la red, un milagro increíble nacido del ingenio humano. La comunicación cambió radicalmente, desaparecieron los sistemas de correos tradicionales para convertirse en correos electrónicos, se tienen archivos de conversaciones, recados, contratos, y hasta declaraciones de amor.

Esto es un sueño que, si se lo contáramos a nuestros abuelos, soltarían tremenda carcajada pensando que era un chiste.

Como decíamos al principio, ya nada -o casi nada- puede concebirse sin la web, la vida misma transcurre en ella. Nadie imagina una empresa competitiva, ni una relación personalizada, sin cuando menos tener una computadora enlazada por Internet. La llegada de las redes sociales, y las aplicaciones APP, catapultaron su uso, pero comenzó una serie de enfermedades con características similares a las pandemias Tecnopatología, Apnea de WhatsApp, Nomofobia, Cibercondría, y otras nuevas.

El uso de la red puede ser muy beneficioso o muy dañino, dependiendo de la intención del usuario.