28/Apr/2024
Editoriales

La necesidad de trascender

Hoy amanecimos con la nota de Reforma – El Norte, que publica el análisis de la Consultora Spin afirmando que el presidente López Obrador nos ha mentido 94 mil veces en su programa de Conferencias Mañaneras.

La estrategia de hablar con medias verdades -que son medias mentiras-, significa una necesidad de trascender, porque si no declara algo importante seguramente siente que no valió la pena todo el esfuerzo y el costo de ese programa diario que fija la agenda de los principales medios de comunicación y de las redes sociales en México.  

En mil mañaneras ha dicho 94 mentiras en promedio, que van desde la venta y después la supuesta rifa del avión presidencial; de la estampita religiosa que protegía contra el Covid19; hasta decir que la liberación de Ovidio Guzmán no había sido orden suya para, posteriormente, aclarar que sí lo había liberado él.

Considera que la ansiada trascendencia se consigue estando presente en las conversaciones a lo largo y ancho del país, y siempre con un tema diferente, pero López Obrador tiene la suficiente capacidad de trascender sin necesidad de las mentiras.

El sólo hecho de haber triunfado en la elección de la Presidencia de México con un partido político nuevo ya es suficiente para trascender, sin necesidad de mentir. 

La historia registra casos de personas que por trascender echan a perder lo que ya tenían avanzado. Como sucedió al científico británico Francis Galton (1822- 1911), primo del gran Charles Darwin, nieto de Erasmo Darwin, igual que Charles. 

Galton buscaba la trascendencia; quería fama a como diera lugar. Era inventor, psicólogo, polímata, geógrafo, y estadista, mientras su primo Charles se concentraba en la biología.

Galton fue el primero en proponer mapas de la distribución de la presión atmosférica para la comprensión del clima y los pronósticos meteorológicos que hoy día son lugar común, pero ya no le dio seguimiento y su idea fue aterrizada por Robert FitzRoy. 

Galton se dedicó a medir gente; altura, peso, dimensiones de la cabeza y las extremidades, trazando gráficas y llegando a conclusiones muy interesantes como que las características físicas estaban distribuidas entre la población de forma previsible y que entre más personas se midieran, más exactas serían sus conclusiones que graficaba en un papel. 

De allí Galton –urgido de fama- desarrolló el método de regresión; preguntándose por ejemplo ¿con la longitud del brazo se predice la altura de una persona?. Y su teoría de la relación entre herencia e inteligencia fue muy polémica, pues aseguraba que cada uno de los padres proporcionan una cuarta parte de la capacidad del hijo, y el resto viene de los abuelos. Su tesis de que las capacidades se heredan, no se adquieren, la escribió en su libro El Genio Hereditario, publicado en 1869, y como se demostró que no era verdad, su reputación científica se derrumbó. 

Mientras, su primo Darwin se volvió cada vez más popular sin mentir jamás, trascendiendo hasta nuestros días como el autor de siete libros, siendo el más conocido: El origen de las especies.  

La búsqueda de la trascendencia lleva a los hombres a cometer tonterías, o cuando menos, a perder tiempo. Esperemos que nuestro Presidente de la República comprenda que no necesita mentir para trascender, sino todo lo contrario, las mentiras documentadas podrían acabar con sus posibilidades de que la historia lo considere como un buen presidente.