18/Apr/2024
Editoriales

¿Todos somos iguales?

El cuatro de julio de 1776 se aprobó la declaración de Independencia de los Estados Unidos. El texto de este importante documento fue redactado por varios estudiosos, destacando entre ellos Thomas Jefferson, un joven hacendado de Virginia, quien a la postre sería el tercer presidente norteamericano. Jefferson era muy culto e inteligente, y plasmó en el texto mencionado una incuestionable justificación del por qué las colonias inglesas se escindían de la tiranía británica. Tan sólo un párrafo da luz al fondo de la lucha, pues su contenido sigue teniendo actualidad, tres siglos después: “Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…”

Sin embargo, la primera premisa de “todos los hombres son creados iguales” ha tenido diversas interpretaciones a lo largo de la historia, pues para los norteamericanos “los hombres” son solamente sajones, y los demás no tienen cabalmente esa categoría. A pesar de haberse constituido como nación en base a migrantes de muchas naciones, el trato que hoy reciben los y las migrantes no es el mismo que los sajones, pues son consideradas personas de otro nivel, desde luego, inferior. La historia registra campañas políticas muy exitosas de candidatos norteamericanos cuyo principal planteamiento es “poner en su lugar a los mexicanos”. Nadie olvida la campaña de James Konx Polk quien ganó con amplia ventaja su elección para presidente en 1845 prometiendo a los electores que anexaría Texas a los Estados Unidos, y al llegar a la Casa Blanca cumplió su promesa no sólo incorporando a Texas, sino que inventó una excusa de límites territoriales con el estado de Tamaulipas, para invadir nuestro país y quedarse con más de la mitad del territorio nacional. Hace cuatro años, Donaldo Trump también basó su campaña con frases ásperas, y despectivas contra los mexicanos, y le ganó a la candidata favorita Hillary Clinton. La interpretación es que para la mayoría de los norteamericanos sigue siendo válido aquello de que “todos los hombres son iguales”, si son sajones. Jefferson sabía que las siguientes generaciones de norteamericanos le darían tal interpretación a esa parte de la Declaración de Independencia. Ciertamente, el tal Jefferson era muy vivo.