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Buscan crudo en aguas profundas de México con la misma tecnología que habla del fin de los dinosaurios

CIUDAD DE Mí‰XICO - México realizará el lunes la esperada licitación de bloques petroleros en aguas profundas, un hito logrado gracias a miles de millones de dólares invertidos en datos geológicos con los que se mapearon depósitos hasta ahora inaccesibles, lo que en la industria llaman "la última gran frontera comprobada".

Durante los dos últimos años, la recolección masiva de datos por parte de algunas de las principales compañí­as geofí­sicas del mundo ha permitido diseñar ambiciosos proyectos petroleros con la misma tecnologí­a que se utilizó para explicar el fin de los dinosaurios o descubrir ruinas de civilizaciones olvidadas.

"Lo que estamos haciendo es, literalmente, reescribir el modelo geológico del Golfo de México", dijo Juan Carlos Zepeda, jefe de la comisión nacional de hidrocarburos (CNH), el regulador petrolero mexicano, antes de la licitación donde participarán pesos pesados del sector como Chevron y BP .

Además de los más de 2.000 millones de dólares invertidos en varias docenas de proyectos de mapeo desde 2015, las compañí­as ya suman 520 millones de dólares en venta de datos, dijo Zepeda.

La bonanza de datos ha sido un éxito temprano de la reforma energética que en 2013 acabó con 75 años de monopolio de la petrolera estatal mexicana Pemex en un intento por revertir la caí­da de la producción de crudo de 1.2 millones de barriles por dí­a (bpd) en los últimos 12 años.

Mientras la producción de crudo en el lado estadounidense del Golfo de México podrí­a tocar niveles récord de 1.79 millones de barriles por dí­a (bpd) el próximo año; en México todaví­a no han vendido ni un solo barril de aguas profundas.

La licitación de un total de 11 proyectos podrí­a atraer decenas de miles de millones de dólares en inversiones hasta el vencimiento de los contratos, aunque los primeros flujos de producción en el proyecto Trión de aguas profundas de Pemex no se esperan hasta 2022 como pronto.

Los más recientes estudios geológicos provienen de disparar ondas electrónicas y sónicas en el fondo marino y recopilar información mediante sensores, que luego es procesada en poderosas supercomputadoras.

El resultado son detallados modelos de las capas de rocas bajo el lecho marino que ayudan a las petroleras a evitar pozos secos y malgastar vitales recursos en momentos de alicaí­dos precios del crudo. Un solo pozo en aguas profundas del Golfo puede costar hasta 200 millones de dólares.

"La competencia ha sido dura", dijo Karim Lassel, gerente nacional de la firma geofí­sica francesa CGG, que obtuvo cinco permisos sí­smicos de la CNH en los últimos años.

CGG ha estado mapeando formaciones rocosas durante 30 años, mayormente como contratista de Pemex, para la que recopiló todos los datos del Cinturón Plegado Perdido (CPP), donde cinco potencialmente lucrativos proyectos serán subastados el lunes.

"Creo que las aguas profundas de México son una de las grandes oportunidades del momento global", dijo Lassel.

SAL Y DINOSAURIOS

En los dos últimos años, flotas de barcos han peinado el Golfo de México con kilométricos cables dotados de sensores revelando los secretos de sus profundidades.

La firma de servicios petroleros estadounidense Schlumberger estudió un área de casi el tamaño de Irlanda en tan solo un año con su mayor proyecto de mapeo 3D para explorar la geologí­a de la Cuenca Salina, en las aguas del sur del Gofo, donde seis bloques serán licitados.

Las estructuras salinas son especialmente prometedoras para los exploradores petroleros, ya que habitualmente recubren depósitos de hidrocarburos.

La geofí­sica noruega TGS finalizó recientemente el mayor estudio 2D realizado de una sola vez, con cinco barcos que surcaron de arriba abajo las aguas del Golfo con cables de 12 kilómetros armados con sensores durante 18 meses.

Estos mapas de dos dimensiones pueden ser fusionados con las tendencias geológicas bien conocidas en el lado estadounidense del Golfo.

"La geologí­a no se detiene en la frontera", dijo el ejecutivo de TGS Will Ashby.

Este mismo tipo de recolección de datos ha sido aplicado para usos menos comerciales, como confirmar el impacto de un meteorito hace 65 millones de años frente a la pení­nsula mexicana de Yucatán, al que se atribuye la extinción de los dinosaurios y gran parte de la vida sobre la tierra.

La primera evidencia del cráter de 177 kilómetros que dejó el impacto se halló en la década de 1970, cuando los ingenieros de Pemex extrajeron de la roca restos de una inusual estructura circular que databa del final de la era de los dinosaurios.

Desde entonces, esa zona de aguas superficiales se convirtió en el pilar de la producción de Pemex, aportando casi el 80 por ciento de los alrededor de 2.1 millones de bpd de crudo que bombea actualmente.

Las petroleras confí­an en el avance de los datos para asumir decisiones cada vez más costosas. Pero, todo tiene su lí­mite.

"No importa cuán lejos haya llegado la tecnologí­a. No puedes estar seguro de lo que hay allá abajo hasta que perforas", dijo Zepeda, de la CNH.