19/Apr/2024
Editoriales

El presidente y México peligran

Imposible hablar de otra cosa. Es la comidilla del día de hoy y de la noche de ayer; las redes sociales fueron el conducto para informar y desinformar de lo que está sucediendo con la salud del presidente.

Este dato esclarece como pocos la realidad: los medios de comunicación pasaron a un segundo término en materia informativa.

Tan es así que la noticia la dio el mismo López Obrador; no hubo boletín de prensa oficial, sino que fue el Twitter de don Andrés Manuel informando que se contagió de Covid 19, el que movió a todo el país.

Otra novedad es que, contrario a lo acostumbrado, cuando un presidente mexicano se siente mal de salud se iba al Hospital Militar, ahora AMLO dijo que estaría recluido en su casa, el Palacio Nacional.  

Y el segundo informe en el mismo tuit fue que la Secretaria de Gobernación, Sánchez Cordero, atendería las conferencias mañaneras, lo que reconfirma la importancia que les da López Obrador a esas apariciones públicas. 

Lo cierto es que México necesita tener un Presidente de la República, pues el nuestro es un país con sistema político presidencial.

En este momento debemos todos desearle a Andrés Manuel López Obrador su pronto restablecimiento, pues esa enfermedad no respeta rangos sociales ni políticos. 

Recordemos que nuestra Constitución Política no contempla la figura de vicepresidente como en otras naciones, en donde a falta del presidente, de inmediato se sustituye por quien esté a cargo de esa figura mencionada.

Y esto no es casual, pues en el siglo XIX -en la Constitución de 1824- los grandes enfrentamientos eran entre el presidente y el vicepresidente, pues en caso de muerte o renuncia del primero, el segundo asumía el poder.

José María Pino Suárez fue el último vicepresidente que tuvimos, y murió asesinado junto con el presidente Francisco I. Madero, ya en el siglo XX.

El anterior, fue Ramón Corral, que el presidente Porfirio Díaz postuló junto con él en la última ocasión que se reeligió. 

Es inimaginable lo que podría suceder en México si faltara el Presidente, pues los canales constitucionales no podrían imponerse para controlar lo que se vendría encima.

La clara reducción de los otros dos Poderes convertidos en servidores del Ejecutivo les impide sustituirlo como marca la ley, pues se iniciarían movimientos políticos por todas partes. 

No, no estamos preparados para una emergencia de tal magnitud.

Por todo ello, y porque se trata de un ser humano nacido en nuestra tierra, oremos porque Andrés Manuel López Obrador se recupere de este trance.