Editoriales

Austria

Durante tiempos inmemoriales el territorio austríaco fue el refugio de asilo natural de los pueblos asiáticos. La región estaba inundada por las más diversas razas, sobre todo cuando los romanos fundaron ahí las provincias Panonia y Nórica, y la ciudad de Vindobona, ubicada en donde hoy está Viena.

Fueron territorios de hunos, hérulos, boios, vándalos, godos, longobardos y ávaros. Al final del siglo VIII, Carlomagno exterminó a los ávaros instalando varios puestos militares en la zona, llamándole a uno de ellos “Ostmark” que quiere decir “Marca del Este”. Para el 1º de noviembre de 996 ya apareció en un diploma imperial “Ostarrichi”, luego derivó a “Ost Reich”, que venía desde el anterior Osmark, transformado en “Osterreich”, que en español se corrompió la palabra hasta llegar casi inexplicablemente a “Austria”.

Durante el reinado alemán de Arnulfo, llegaron los magiares o húngaros quienes se apoderaron de estos pueblos. En 907 el territorio estaba en poder de los húngaros y en 955 en poder de los alemanes. Las primitivas corrientes de poblaciones mencionadas se unieron a los pueblos de diversos orígenes para constituir un país heterogéneo al que Otón I comenzó a dar cierta unidad en 955, al derrotar a los húngaros que se habían apoderado de Samarcia. En 1156, los magiares o húngaros instalados en la región, erigieron el ducado de Austria, y ahí comienza su historia este país de ensueño.