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La desinformación un riesgo para atender la pandemia en México

México - Una de las herramientas más recurrentes en tiempos de crisis para ganar un lugar en el debate público es la polarización de la opinión pública frente a un enemigo. Desde el 28 de febrero, en México se combate a un enemigo invisible: el coronavirus (COVID-19), el nuevo reto del presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo de trabajo.

La llegada de la pandemia a México ha generado una nueva oportunidad para mirar a la opinión dividida, usualmente bajo los adjetivos de izquierda y derecha. En el medio, suele ubicarse una guerra discursiva por tener la razón, donde pareciera que caben todas las armas al alcance: campañas negras, mentiras, desinformación y noticias falsas que se viralizan por la ansiedad de ganar la nota.

Desde el comienzo de este episodio, medios de comunicación a nivel nacional han estado alertas para ser los primeros en reportar ese inmenso error que les dé la posibilidad de decir “lo advertimos” frente a la estrategia del gobierno de México y de quien día con día reporta la evolución de la pandemia, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en la Secretaría de Salud de México, Hugo López-Gatell Ramírez.

Sin embargo, esta constante vigilancia y competencia por llegar primero ha generado incertidumbre, confusión y malentendidos donde se inventan muertes y se reportan nuevos enfermos que sólo existen en el discurso, pero en un plano real no pueden verificarse.

Frentes mediáticos, intereses político-económicos y malentendidos

Según comentó a Notimex el politólogo Hugo Garciamarín, en estos frentes mediáticos donde los intereses se anteponen a la verdad existen dos grandes grupos, quienes se dedican a mentir con un fin político y los periodistas que asisten a las conferencias de prensa con una línea editorial que impide un análisis más profundo de la pandemia o quienes se dejan llevar por el exceso de información.

El primer tropiezo de esa inmediatez tuvo lugar el pasado 15 de marzo, cuando las redes sociales esperaban una tendencia nueva que discutir antes de que terminara el fin de semana. Rápidamente, a las 21:10 horas, una noticia de “Última Hora” aparecía en todo el país: “El empresario José Kuri, primo de Carlos Slim, primer muerto por coronavirus en México”.

El periodista Raymundo Riva Palacio, quien en una columna escrita para Eje Central se declaró víctima de la velocidad de la información en el ciberespacio, narra cómo se desató una reacción en cadena, donde los rumores comenzaron por la columnista Lourdes Mendoza, siguió el portal del periodista Joaquín López Dóriga y, después, los grandes medios que informan a millones de personas en el país.

Todos decían haber confirmado con familiares del empresario la noticia del fallecimiento y desde la primera declaración no hubo pausa. La redacción y los tuits siguieron su curso al grado de generar la muerte virtual de una persona que en realidad se encontraba en estado crítico y en lucha contra este enemigo invisible que ya infectó a un millón de personas en todo el mundo.

La construcción de la historia fue tan acelerada que, según cuenta Riva Palacio, no hubo tiempo para verificar. Después de varias semanas de lo ocurrido, el periodista detalla que la esposa del empresario fue notificada de que el paciente había sufrido un paro respiratorio. No obstante, minutos más tarde lo había superado. En este suceso, la desinformación se manifestó en forma de un inmenso malentendido.

Simular la verdad, el gran vicio de la cobertura mediática actual

El doctor Fabián Bonilla López, experto en comunicación política, explicó a Notimex que este tipo de luchas por detectar el error son parte de la construcción de relatos y narrativas que aún sin verificarse, pueden generar un impacto en la población al manejar datos, cifras y fuentes que simulan una verdad.

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) considera que este tipo de coyunturas también ponen en evidencia la necesidad de los grandes medios y de la oposición por “espectacularizar la información”; es decir, darles la vuelta a los datos para contar la historia que a cada quien le es conveniente.

Para el especialista, la situación actual también ha generado una “pandemia mediática” donde se recurre a la falsedad para posicionar una opinión ante una emergencia de salud pública donde la población necesita intermediarios de confianza entre la vida cotidiana y las instancias gubernamentales.

Conforme el coronavirus se propaga por el país a un paso acorde a lo esperado por las proyecciones de la Secretaría de Salud, también se produce una “avalancha de datos, cifras discursos, posiciones, definiciones que entran en conflicto”, afirma el investigador, que sitúa “el principal interés” en “contraponer la versión del gobierno como una revancha política”, añadió.

El investigador considera que no siempre se trata sólo de malentendidos. Algunas de las cadenas televisivas que han comenzado esta campaña de desinformación contra la acción gubernamental podrían tener intereses en el sector privado de salud, motivo por el cual han esparcido rumores que cuestionan la detección de COVID-19 en hospitales públicos.

Este tipo de intereses quedaron en evidencia tras el reportaje presentado por el periodista Ciro Gómez Leyva para Grupo Imagen, donde denunció el 27 de marzo que especialistas de Nuevo León recibieron órdenes de diagnosticar como neumonías atípicas casos de coronavirus, lo cual fue desmentido por las autoridades de manera inmediata.

Los riesgos de las mentiras y las campañas negras

Retomando lo detallado a Notimex por el profesor de la UNAM Hugo García Marín, en “la conversación pública hace falta recuperar el valor de la verdad”; es decir, que todas las reflexiones, críticas, opiniones, juicios y análisis coloquen en el centro lo verificable y no intereses políticos o económicos.

Según lo comentado por el experto, la desinformación que cuestiona el actuar del gobierno podría traer graves consecuencias entre la población; por ejemplo, desconfianza ante las medidas preventivas para combatir la pandemia, dejar que personas no expertas en temas de salud tengan más peso que los especialistas e incertidumbre ante los datos que podrían consultar.

Ante estas circunstancias, los expertos en cobertura mediática y comunicación política concluyeron que lo importante es dar paso a la verdad, llamar a la calma y a seguir las medidas preventivas ante una situación tan delicada. De acuerdo con Hugo Garciamarín, “es momento de dejar de asumir culpables”, investigar e informar.

La cobertura internacional sobre el brote de COVID-19 en México

Las medidas de prevención implementadas por el gobierno mexicano ante el arribo del virus fueron criticadas por medios internacionales bajo las tendencias ideológicas que caracteriza a cada uno. Sin embargo, a raíz de que se detectó el primer caso al finalizar febrero, la acción gubernamental ha sido evaluada bajo un mayor equilibrio informativo.

Los medios se fueron por lo fácil y tomaron los dichos del presidente al inicio, “hubo notas un poco injustas al no enfocar la atención en la estrategia del subsecretario de Salud, pero era más cómodo que profundizar en las medidas propiamente”, argumentó el columnista de The New York Times, Ion Grillo.

“Yo hace casi un mes fui crítico pidiendo más acciones del gobierno de México, pero ahorita ya está tomando medidas suficientes. Es difícil encontrar el equilibrio entre defender la economía popular para que la gente coma y aplicar restricciones para frenar el contagio”, agregó Grillo.

Con base en la clasificación hecha por la abogada Vanessa Otero, de la empresa Ad Fontes Media, dedicada al análisis del contenido difundido en los medios de comunicación internacionales, The Washington Post difundió algunos contenidos acordes a sus “sesgos liberales y neutrales”.

“Aunque la popular liga de fútbol del país ha sido suspendida y las escuelas suspenderán clases antes de las vacaciones de Semana Santa, el gobierno de López Obrador ha sido ajeno a los desafíos que se avecinan”, señaló una columna publicada en el Post por León Krauze el 18 de marzo.

Horas antes, el presidente mexicano había anunciado en su conferencia de prensa diaria que una de las medidas de su gobierno era “adelantar el apoyo a los adultos mayores, o sea, que en vez de un bimestre, les vamos a entregar dos, el equivalente a cuatro meses, a partir de esta semana comenzamos”.

Es muy válida la crítica a sus declaraciones, Obrador mismo sabe que sacar los amuletos o decir frases provoca nota. “Como dice un amigo, parece que hace esas acciones para acercarse a su base y jugar con los analistas y académicos que lo critican”, comentó ante esta agencia Grillo.

Frecuentemente los gobiernos progresistas son señalados por cualquier acción que ejecutan porque están bajo todas las miradas internacionales. Pero los canales de comunicación también tienen que dar voz a la oposición y las mismas críticas, agregó Fernando Martínez Elorriaga en entrevista.

¿Falta de profundidad o de equilibrio?

Posiblemente uno de los textos más citados y replicados fue un boletín de Human Rights Watch (HRW) difundido el 26 de marzo, donde se señala al mandatario mexicano por “escandalosa falta de voluntad para proporcionar información precisa y basada en la evidencia”, además de no haberse tomado en serio el tema, sustentado en diversas fuentes informativas.

En paralelo, Obrador instó a los líderes del Grupo de los 20 (G-20) a una “tregua” comercial y financiera para no afectar a los desfavorecidos mientras la pandemia por el coronavirus dure. A diferencia de otras ocasiones, el presidente no cedió la representación exterior al canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

“Hay algunos medios donde sí se han hecho investigaciones a profundidad, otros más no lo hacen, pero yo creo que ahorita el país no es el foco de críticas a nivel internacional como es Brasil con el presidente Jair Bolsonaro”, agregó Grillo.

La organización HRW es de “prestigio”, sin embargo, algunas exigencias de los protectores de los derechos humanos mantienen a los gobiernos en una posición complicada, que tiene que tomar las medidas pertinentes sin hacer colapsar los ingresos o incitar al pánico, sumó el académico de la UNAM, Fernando Martínez Elorriaga.

“Las críticas son inevitables. Lo desafortunado de esto es que debe cuidarse la economía. En México por lo menos un 60 por ciento de la población económicamente activa se dedica a la informalidad. Si se hubieran paralizado todos los sectores desde los primeros días, nos preguntamos, ¿de qué hubiera vivido esa gente”, agregó el especialista en comunicación política.

La importante coordinación entre los medios

Los especialistas consultados consideraron que la misma naturaleza de la información y el tema despierta la sensación de que las críticas son parte de una campaña contra las acciones del gobierno mexicano, pero descartaron la misma, al menos a nivel internacional.

Este lunes el presidente mexicano pidió a los “conservadores (sus opositores) bajarle una rayita” a los ataques contra su gestión y unirse para enfrentar juntos esta pandemia, lo que implica dejar la “campaña en medios, en redes, desbordada; abruman, fastidian, se hacen daño”.

Actualmente vemos miles y miles notas. Así funcionan los medios; si se encontraron cuerpos en una calle ecuatoriana, naturalmente es nota. Es difícil saber cómo cubrimos una pandemia. “Lo digo en mi experiencia tras cubrir la influenza H1N1, es importante considerar que podemos causar pánico. Todos los gobiernos tienen que gestionar con muertos y al mismo tiempo tratan de que no colapse su economía”, reconoció el también escritor del libro ‘El Narco’.

“Los medios no han hecho mal trabajo, pero indudablemente se presta para preguntarnos en el gremio qué historias debemos tomar y cómo contarlas”, concluyó.

En suma, Martínez reflexionó que las empresas informativas se mueven en una lógica comercial donde pretenden que los clientes abran sus páginas, pero consideró necesario “transmitir las medidas dictadas por los representantes porque hay mucha gente que sigue abarrotando las calles en México y parecen poco receptivos a los mensajes oficiales”.

A veces consideran las anécdotas o los dichos, pero lo verdaderamente importante deben ser las acciones a seguir y los mecanismos de prevención. Por ello invitó tanto a los gobiernos como a los difusores de información a coordinarse para combatir las noticias falsas y los rumores que se difunden con gran velocidad en las redes sociales. “En este momento es fundamental”.