04/May/2024
Editoriales

TCA's

Una guía entre tanta información

 

Un recordatorio constante, un odio personal, una laguna de pensamientos que no encajan en las normas “blancas o negras”, una batalla sin fin.  Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son enfermedades mentales graves que afectan a millones de personas en el mundo. Existe un amplio consenso en el que el desarrollo de dichos trastornos está relacionados a factores biológicos, psicológicos y socioculturales.  

Pueden afectar a personas de cualquier edad, sexo, raza o nivel socioeconómico, aunque lo más frecuente es que se inicien en la adolescencia o adultez joven y afecten en mayor medida a mujeres que a hombres. 

 Las personas afectadas muestran una fuerte preocupación en relación con el peso, la imagen corporal y la alimentación, entre otros. Debido a estas alteraciones alimentarias, se pueden desencadenar enfermedades físicas importantes y, en casos extremos, pueden llegar a provocar la muerte (siendo las causas más frecuentes el suicidio o la desnutrición). 

Los trastornos de la alimentación más comunes incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Las personas con anorexia nerviosa evitan la comida, la restringen severamente o sólo comen cantidades muy pequeñas de ciertos alimentos específicos. Incluso cuando estas personas están peligrosamente por debajo del peso normal, es posible que se vean con sobrepeso. También pueden pesarse a sí mismos una y otra vez.  

 En la bulimia nerviosa tienen episodios recurrentes en los que comen cantidades inusualmente grandes de comida. Suelen sentir una pérdida de control sobre estos episodios de atracones. A estos atracones les siguen comportamientos para compensar por el exceso de comida, como vómitos forzados, uso exagerado de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo, o una combinación de estos. 

 A diferencia de las personas con anorexia nerviosa, las personas con bulimia nerviosa pueden mantener un peso saludable o tener exceso de peso. Por último, los que sufren el trastorno por atracón pierden el control sobre lo que comen. A diferencia de la bulimia nerviosa, a los episodios de atracones no les siguen purgas, exceso de ejercicio o ayunos. Por esta razón, las personas con el trastorno por atracón a menudo tienen exceso de peso o son obesos. 

 Dentro de Nuevo León no hay estadísticas exactas, pero se calcula que entre el 1 y 3 por ciento de la población padece algún trastorno de conducta alimentaria, como son los que se acaban de mencionar.  

El tema de los trastornos alimenticios es algo que no podemos tomar a la ligera, se debe tratar como algo relevante que afecta a muchas personas, ya que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición el 1.34 por ciento de los adolescentes de 10 a 19 años tiene conductas de riesgo y Nuevo León lideró en la región norte del país. 

Igualmente es importante obtener tratamiento temprano para los trastornos de la alimentación, porque las personas con estos trastornos tienen un mayor riesgo de suicidio y complicaciones médicas. Algunas personas con trastornos de la alimentación también pueden tener otros trastornos mentales (como depresión o ansiedad) o problemas con el abuso de sustancias. 

 Los planes de tratamiento para los trastornos de la alimentación incluyen la psicoterapia, la atención médica y su seguimiento, asesoramiento nutricional, medicamentos, o una combinación de estas formas de tratamiento.  

Algunos de los objetivos típicos del tratamiento incluyen restaurar una nutrición adecuada, logar un peso saludable, reducir el ejercicio excesivo y detener las conductas como la de tener atracones y purgas. Es posible lograr una recuperación completa.

  Ahora bien, son tratamientos largos y complejos ya que un rasgo habitual de estos trastornos es la falta de conciencia de enfermedad por parte de la persona afectada. Esto significa que la persona afectada no es capaz de identificar las consecuencias negativas del trastorno, ni de la necesidad de hacer tratamiento, ni tampoco los beneficios del mismo. Este hecho dificulta la adherencia al tratamiento en algunos casos.  

 En este proceso es imprescindible el papel de la familia y el apoyo de esta a la persona afectada. Lamentablemente estos trastornos siguen abriéndose paso en nuestra sociedad, creando a jóvenes y adultos más inseguros de sí mismos. 

 Si seguimos haciendo llegar información de manera dinámica como videos demostrativos sobre las consecuencias de estas enfermedades o incluso perderle el miedo de hablar abiertamente de cómo podemos conseguir un cambio en la situación en la que nos encontramos, puede cambiar la forma en la que vemos esta enfermedad. 

 En la actualidad muchas personas sienten la presión de tener una apariencia perfecta, esto con el fin de encajar en los cánones de belleza que se han impuesto en redes sociales, lo cual ha influido en el aumento de casos de estos trastornos.