01/May/2024
Editoriales

‘Cuidadete’ con la procacidad

Las religiones tienen oraciones en palabras que elevan el espíritu hasta Dios para darle las gracias o pedir milagros. Pero la procacidad lingüística genera al individuo que la profiere y al que va dirigida, estados de ánimo diversos, a veces alegría, acercamiento, deseo sexual, fraternidad, o al contrario tristeza, alejamiento, desprecio, molestia y violencia. Así, para describir o propiciar eventos trascendentales se utilizan palabras fuertes como guerra, paz, juramento, maridaje, traición, rompimiento, divorcio. 

Desde luego que no puede negarse que algunos animales tienen lenguaje sonoro, pero sus vocabularios escasos se reducen a llamados, localización, apareamiento, dolor o alerta, incapaces de transmitir pensamientos ordenados. En la actualidad existen más de 6 mil 500 lenguas, subdivididas en variables mutuamente inteligibles como el Veneciano del Italiano, o el Maya chorti del Maya chol. Y su importancia no siempre corresponde al número de sus hablantes, pues hay abismales diferencias entre el Chino que lo hablan mil 151 millones de personas y el Seri, de sonora y la Isla del Tiburón en México, que es hablado por menos de 32 personas, o el Chon, de los aborígenes argentinos, que lo hablan sólo 10 individuos. También hay idiomas muertos importantes como el Arameo, de relevancia por haber sido el idioma de Jesús de Nazareth.

No sabemos aún a ciencia cierta cuál es el origen del habla, si fue único o simultáneo en varios lugares. Porque existe un código desconocido aún, que relaciona palabras de distintos idiomas en una raíz común. Es inexplicable el parecido en términos españoles como el de Madre, con el alemán Mutter, el catalán Mare, el danés Moder, el Ma del Afrikaans, el francés Mère, el letón Mãte, el inglés Mother, el ruso MaMa o Matrushka.Cualquiera puede ver el enorme parecido entre algunas frases del Inglés con el Iraní: “I am an Iranan”, con “iraní am”. O el iraní ‘Robudan’ con el español ‘robar’ y el inglés ‘to rob’.

Hay palabras que provocan rechazo aún a quien no sabe su significado, como Holocausto, Genocidio y Pederastia. Nuestro lenguaje es patrimonio nacional y debemos cuidarlo para que no termine siendo mezcla indeterminada de términos extranjeros, cibernéticos, o peor, una lengua criolla, como es el alsaciano, producto del choque entre lenguas romances y sajonas. O el ‘espanglish’ de nuestra frontera norte, o el ‘portuñol’ entre portugués y español de la frontera Brasil y Argentina. 

Es preocupante que se acepte y hasta aplauda a quienes utilizan la procacidad para hacer reír. Una pornografía verbal avanza entre los mexicanos como cáncer lingüístico que debemos atajar rápida y contundentemente aplicándole medidas draconianas.