20/Apr/2024
Editoriales

Mata Hari

Mata Hari se llamaba Margaretha Geertruida Zelle, y nació en 1876 en Leewarden, Países Bajos. Huérfana de madre a los cinco años de edad, su padre la crió con excesivas comodidades. A los seis años estudiaba en el colegio más caro de la ciudad y fue transportada el primer día de clases en una carreta dorada tirada por dos cabritas blancas como si llevaran una princesa a contraer matrimonio.

Intuyó a esa tierna edad, que nació para ser el centro de las miradas, y más cuando mostró gracia para el baile. Siendo una hermosa joven se inscribió en la Escuela Normal de Lyden, en La Haya. Allí comenzó una vida de acoso acoso varonil, pues hasta el director de la escuela, Wibrandus Haanstra, torpemente buscaba seducirla haciendo papeles como escribir poesías, llorar en público y arrastrarse a sus pies suplicándole que correspondiera a su otoñal amor. A los 18 años descubrió su proclividad a las emociones fuertes y su gusto por el uniforme militar. Vio un anuncio en el periódico de Amsterdam: un militar holandés -Rudolf Campbell McLeod- buscaba novia. “Militar destacado en Las Indias orientales holandesas busca novia joven con planes matrimoniales”.

Ella contestó con su fotografía y casi de inmediato marchó con su marido Rudolf rumbo a la isla de Java, territorio holandés, en donde estaba destacado y nombrado comandante del primer batallón de infantería.Pronto se desilusionó. Rudolf portaba con gallardía el uniforme militar, pero la ignoraba y cuando bebía, la maltrataba. De ese matrimonio nacieron dos hijos: Norman, y Louise. El amor de sus hijos compensaba el maltrato, pero un sirviente, molesto por el trato rudo de Rudolf, se vengó envenenando al niño. Ella culpó a su marido. Él se alejó del hogar y cuando iba la golpeaba. Desorientada, inició una doble vida saliendo de su casa por las noches para encuentros con hombres que le enseñaron la cultura sexual javanesa, que luego le daría fama de cortesana de lujo. Creció su adicción al peligro, pues su marido era celoso y violento. Pero de Java se mudaron a Sumatra, Indonesia, y ahí su relación se deterioró más. Regresó al sinuoso camino de la infidelidad y su gusto por el peligro seguía creciendo.

El marido descubrió su doble vida y la acusó de prostitución. Se divorciaron en 1902 y un juez le dió a él la custodia de la hija de ambos. Triste, regresó a Europa intentando, sin éxito, modelar para diseñadores en París, hasta que se inventó un origen exótico, propalando que venía de una familia de brahamanes, que era princesa de Java y así inició su carrera de bailarina exótica, con espectáculo de strip tease. Decía en tono evangélico: "El día de mi nacimiento; los sacerdotes me adoptaron y me pusieron Mata-Hari, que quiere decir pupila de la aurora".

Convenció al coleccionista de arte Guimet, de conseguir el Museo de Arte Oriental de París para ofrecer una función en la que su afiche decía: "Mata-Hari es Absaras, hermana de las ninfas, de las Ondinas, de las walkirias y de las náyades, creadas por Indra para la perdición de los hombres y de los sabios". Triunfó rotundamente y en breve tiempo era famosa. Sin embargo, las mujeres que sorprenden con su belleza, sorprenden menos al segundo día, así que Mata Hari inició un leve descenso imperceptible para muchos, pero no para ella misma, y comenzó a combinar su carrera con la de cortesana. Siguió disfrutando su relación con los hombres de uniforme militar, y del peligro: “Prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico", decía.

Al estallar en 1914 la Primera Guerra Mundial, Mata-Hari se presentaba en Berlín. Con su relación íntima con diversos militares alemanes, obtenía información que luego transmitía a militares franceses. Eso le fascinaba, pues había peligro. Pero en Alemania se recibieron informes cifrados que se suponen provenían de la bailarina, así que infirieron que era agente doble. Y más atractivo sentía su trabajo, pues no sólo era el centro de las miradas, sino el centro de la guerra mundial. Revelaba a los franceses datos sobre movimientos militares alemanes, y también informaba al enemigo movimientos de tropas francesas.Muy emocionante hasta que los franceses descifraron un mensaje donde se hablaba de un agente alemán, el H21, que sacaría dinero de un banco, coincidiendo fechas y el acto con la vuelta de Mata-Hari a París. Se dice que fue una trampa alemana, pues era fácil descifrar el mensaje.Además Francia tenía que sacrificar a alguien; la opinión pública reclamaba al gobierno sus fracasos. Mata-Hari fue presa por varios meses, acusada –sin pruebas contundentes- de espionaje en contra de Francia. La condenaron a muerte y la leyenda dice que cuando la iban a fusilar salió totalmente desnuda para poner nerviosos a los ejecutores, y que de todo el pelotón de fusilamiento, sólo cuatro soldados atinaron con sus balas al cuerpo; aunque con uno sólo hubiese bastado, pues fue en el corazón; sin embargo el sargento le dio un innecesario tiro de gracia. Murió como vivió: entre el peligro y hombres vestidos de uniforme militar.