02/May/2024
Editoriales

Marcos Luvensky

Por enésima vez me invitan a Montevideo, un lugar muy especial que desde que llegué en junio de 1980 a una reunión de la ASIP ( Asociación Interamericana de Presupuesto Público) me dejó una grata impresión  ya que después la visité muchas veces por trabajo académico y por el fútbol. La pequeña nación oriental es un paraíso de Sudamérica. Contestó que ya no están muchos de mis amigos, Marcos Luvensky,  que por cierto, están haciendo una película sobre su vida , que no dudo será un éxito ya que Marcos tenía anécdotas que contar por varios días. Sin duda un personaje que llegó a la Argentina sin hablar español, como muchos inmigrantes de Uruguay y Argentina convirtiéndose en un próspero empresario. Alguna vez un alto ejecutivo de una empresa de Monterrey, llegó conmigo por coincidencia en el mismo vuelo al aeropuerto Carrasco y me ofrecí llevarlo a su hotel, que era el mismo al que yo llegaba. Me esperaba Marcos-como siempre- en el aeropuerto y en el camino al hotel , me pidió de favor invitarnos a comer al día siguiente por las bromas y conversaciones que nos contábamos.

 Otra vez, como teníamos que permanecer en Argentina 15 días, invitamos a nuestras esposas, pero no era viaje de paseo y pasábamos de 15 a 18 horas trabajando, un día se me ocurrió invitar a Marcos Luvensky a que se viniera de Montevideo a Buenos Aires, a lo que accedió de muy buen modo. Estuvimos en un Restaurante de la Costanera durante 12 horas y la plática no terminaba. El director del Banco de Argentina había sido Presidente del River Plate (Cataldi )  me llevó a saludarlo y lo primero que le comentó fue que nos llevará a conocer donde hacían los billetes. Era un personaje, cuando se puso mal, me llamó para decirme que estaba mal de salud, que le harían una operación a corazón abierto, yo le respondí en son de broma – como siempre- que no había necesidad que él no tenía corazón. Esa anécdota la contaba y la escribía, aún más, Aníbal Ruiz “el maño” le agregaba que cuando lo abrieron en lugar de corazón le encontraron “guita” (dinero)

 De fina ironía  decía que “ Uruguay era tan chico, que para tirar un córner te tenías que ir a otro País” ; volví a verlo cuando fui, invitado por mi amigo Aníbal Ruiz en 2005 , vísperas del Mundial de Alemania a un partido al  Estadio Nacional de Chile a un partido Chile-Paraguay, que dirigía el Maño Ruiz y aproveché para saludar a mis amigos chilenos entre ellos a Miguel Ángel Gamboa al que visitaba en México al Restaurant “Mi viejo” en Polanco que tenía en sociedad con Héctor Miguel Zelada, acompañados algunas veces por Miguel Ángel Cornero (QEPD, Miguelito el confesor) ya un poco enfermo, pero lúcido y gran conversador.

 El plan era irnos con la Selección Paraguaya a Asunción y de allí, por carretera a Montevideo, pero al ver el avión de la Fuerza Aérea Paraguaya, le agradecí al Maño argumentando que tenía que ir a Buenos Aires a visitar unos amigos, que mejor nos veíamos en Montevideo, lo que hicimos después de una serie de contradicciones con Marcos Luvenski porque mi hotel de siempre era el Victoria Palace, frente al monumento de Artigas. Me llevó al Hotel Cottage en Miraflores esquina con Republica de Mexico , en Carrasco. Al día siguiente pasó por mi y no me encontró en el hotel, ya que desde hace muchos años acostumbro salir a correr a las 6 de la mañana, pero ese día hacía una temperatura de 2 grados centígrados y Marcos se asustó tanto que me localizó corriendo en la Playa de Pocitos.,  recuerdo sus gritos desde el auto, que yo “estaba muy bien de los pies pero mal de la cabeza”.

 Por eso me gusta Montevideo, llegamos a cargar gasolina y el dueño era Rubén Romeo Corbo, otrora jugador del Monterrey, en una tienda, el dueño era Rodolfo  Rodríguez, portero de la Selección de Uruguay al que había conocido en 1981 en una Copa Intercontinental, un poco más lejos, en el Barrio de La Teja, nació y vive Juan Carlos Paz, viejo conocido y querido por la afición Tigre. 

 Siento la ausencia de gentes que ya no están como Tabaré Vázquez, a quien acompañé en una manifestación del Frente Amplio, de José Pedro Damiani, Presidente del Peñarol, quien me invitó a su estancia , muy cerca de “Los Aromos” el  Centro de alto Rendimiento del Peñarol y  al no concluir la plática, ordenó a su chofer pararse a un lado de la carretera , sacar de la cajuela dos sillas y continuar conversando hasta muy entrada la noche. Tampoco está Alfredo Zitarroza y sus presentaciones en el Teatro Solís.

 

 Pero lo que no podré perdonarme, es que Marcos, se internó en una Clínica de Montevideo y lo primero qué hizo fue llamarme, pero como los celulares de entonces marcaban número desconocido, no le contesté. Entró por un mal menor pero su salud se le fue complicando, el me siguió llamando. Me dejó una carta con Mónica su hija, que no se la quiso dar a Aníbal Ruiz argumentando que su padre le pidió que me la entregara a mano. No se cuando la voy a leer, pero siento que me causará una gran tristeza y a la vez remordimiento.