28/Apr/2024
Editoriales

La historia del elevador

El norteamericano Elisha Graves Otis (1811 – 1861) inventó el dispositivo de seguridad para los elevadores de personas, consolidando el principio de vencer las alturas sin mayores riesgos. Othis lo presentó en el Crystal Palace de la Exposición Universal de Nueva York en 1853, con demostraciones espectaculares: se subía al elevador frente al público y se dejaba caer ordenando que se cortara el cable y el dispositivo de seguridad funcionaba perfectamente, Otis bajaba con su sombrero de copa riendo y saludando con aspavientos circenses, impresionando a todo aquel que lo viera.

 En 1889 el francés Leon Edoux instaló en la Torre de Eiffel de París un ascensor grande con capacidad para recorrer 160 metros ascendentes.

 Ese mismo año, la empresa alemana Siemens construyó el primer elevador eléctrico que viajaba a una velocidad de dos metros por segundo, dejando muy atrás a los artefactos franceses de Velayer, quien por los años de 1830, fabricaba ascensores por contrapesas, del tipo Luis XV.

 El sistema del norteamericano Otis abrió el mundo de la construcción de edificios altos, que estaban limitados a cinco pisos. En 1907 se edificó el rascacielos Singer, en Nueva York de más de 40 pisos, y en 1932 el más representativo de todos: el Empire State.

 Pese a su éxito, extrañamente este señor Otis murió en la miseria y olvidado en un sitio mísero de Manhattan, lugar que de no haber sido por su invento, no se hubiese convertido en una ciudad vertical. Se dice que fue alcohólico y que por ahí vino su problema.

 Pero siendo honestos, el elevador no podría haberse inventado sin el invento de la polea, adjudicado al ingeniero de la antigüedad Arquímedes. El primer ascensor fue construido en el palacio de Versalles para el uso del rey Luis XV, edificio con habitaciones en segunda planta y el rey usaba el ascensor para visitar de noche a sus amantes que allí descansaban, sin ser visto en las escaleras.

 El sistema era sencillo, de contrapesos de fácil manejo. Aunque este ascensor no era mecánico, el primero de esta categoría fue construido en Londres en 1829, con capacidad para diez personas, instalado en el Coliseum Londinense. No era un simple elevador más, sino un reclamo turístico pues desde allí se veía el panorama citadino. 

 En la actualidad hay en el mercado varias marcas de elevadores de diferentes calidades y precios, pero aún siguen siendo los más populares los de las marcas Otis y Siemens, aunque para el uso domiciliario sean más caros que sus competidores, pues sus sistemas de seguridad son los mejores.