Para meditar es necesario aprender a hacerlo.
Y no tiene chiste, a pesar de que existen varios tipos de meditación, pues todos se encaminan a lo mismo: a concentrar la atención en el único objeto de meditación.
Se debe sentar uno con la espalda recta y concentrarse en la meditación.
La respiración es la clave y cualquiera puede conseguirlo desde la primera vez que lo intente.
Al fijar nuestra atención sólo en el aire que entra y sale por nuestra nariz se frena el torrente de pensamientos y se aclara nuestro horizonte mental.
Cuando se consiga es que ya hemos llegado al puerto que buscábamos.