Editoriales

La venganza de los fracasados

 

No es fácil entender que todos somos iguales pero que tenemos destinos diferentes, dependiendo de ciertas actitudes propias y de las circunstancias. Quienes no lo entienden terminan amargados, criticando todo y a todos los demás, buscando vengarse del mundo. Hay un viejo cuento que trata de un pollo que observó a cientos de gusanos trepar por el tronco de los árboles para secretar hilos hasta formar capullos que, en primavera se abrieron eyectando mariposas. El pollo, lleno de envidia, dijo que “si esos gusanos pueden transformarse en seres bellos, yo también puedo”, así que puso manos a la obra. Reunió hilachas, fibras secas, cáñamo, retazos de tela y se envolvió en esos materiales protegido por una rama de un olmo al que había subido. Comenzó a dormir esperando convertirse en mariposa, hasta que, pasado el tiempo, por la sed y el hambre despertó, y de inmediato rompió a picotazos su improvisado capullo, pero vio que no salió hecho mariposa y lo peor es que ya no era un pollo, sino que se había convertido en gallo. Decepcionado, regresó al gallinero y vio cómo sus coetáneos bien alimentados, correteaban todo el día bajo el sol, cacareando como campeones, y buscando pelea. Mientras él, pálido y mal nutrido, no pudo enfrentárseles, siendo picoteado y por lo mismo, despreciado hasta por las gallinas.

Viendo esto, culpó de su fracaso a las odiosas mariposas, y decidió vengarse de ellas, internándose en el bosque, decidido a destruir cada capullo que encontrara.   

Debo aclarar que no todos los gallos son envidiosos, muchos disfrutan y hasta admiran el bello ciclo natural de los gusanos que se transforman en preciosas mariposas.