28/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Abril 04 de 1895: se inicia la construcción del Palacio de Gobierno. El gobernador Bernardo Reyes ordenó al ingeniero Francisco R. Beltrán que diseñara y realizara la obra, y en este día arrancó el programa de trabajo de cinco años de duración, que por diversas circunstancias tardó trece hasta inaugurarse en 1908. Antes de esta magna obra de estilo neoclásico, la Casa de Gobierno tuvo otras locaciones y la inmediata anterior fue un viejo edificio en las calles de Comercio y del Teatro (hoy Morelos y Escobedo), que tuvo el honor de ser sede del Poder Ejecutivo Federal, durante los cuatro meses que estuvo despachando en él, Benito Juárez, presidente de la República. El predio donde se ubica el Palacio de Gobierno fue determinado por Reyes, en un lote de la plaza principal del trazo fundacional de la Ciudad de Monterrey, que mide 51 por 88 metros, parte norte de la antigua Plaza de la Concordia o plaza del 5 de Mayo, colindando al norte con la nueva Explanada del Laboratorio Cultural Ciudadano; al oriente con calle de Zuazua, al poniente con la calle de Zaragoza y su frontispicio, por el lado sur, con la Explanada de los Héroes.

Tiene cinco entradas al frente, dos por los costados de las calles Zuazua y Zaragoza, y dos más por la parte posterior, al norte en la calle de 5 de mayo. Al frente hay un gran pórtico con ocho columnas gruesas de orden corintio apoyadas en bases áticas y dos peristilos al oriente y poniente, coronado al centro por una estatua de la victoria, en forma de ángel alado, encima de un elemento adornado con un águila imperial que le da altura y señala la sede del poder Ejecutivo. El pórtico que tiene una amplia escalinata para salvar el desnivel entre los límites norte y sur del Palacio de Gobierno. Tuvo desde su inauguración tres vitrales a cada lado de la puerta principal, en donde estaban pintados sendos héroes nacionales y locales que, desafortunadamente manos criminales so pretexto de manifestaciones políticas destruyeron. Los primeros dos ya se sustituyeron, aunque de una calidad artística lastimosa. Al centro del edificio existe un amplio patio central enmarcado por un pasillo en sus cuatro lados sostenido por columnas cuadrangulares con arcos elípticos, que permiten caminar bajo techo y acceder a las oficinas distribuidas en la planta baja. Al frente, se encuentra un vestíbulo que desde 1926 alberga las dos escaleras remodeladas revestidas de granito y con gruesos barandales que conducen a la parte superior, en donde están las oficinas del Gobernador en el lado oriente, y el Secretario General de Gobierno en el poniente.

Arriba existen hermosos salones de actos para la celebración de eventos protocolarios y reuniones de trabajo. Dentro de este edificio, entrando al lado poniente, está el acceso al antiguo Congreso del Estado, mismo que se trasladó a un edificio propio durante la construcción de la Gran Plaza, en las calles de Zaragoza y Matamoros. El Palacio de Gobierno es un edificio histórico -Monumento Nacional- recubierto de cantera rosa traída de San Luis Potosí.

El ingeniero Beltrán utilizó, además del ingenio propio de su profesión, mano de obra del barrio de San Luisito, hoy colonia Independencia, que era poblado de potosinos familiarizados con ese material. La obra costó 859 mil pesos, y vale la pena pues nuestro Palacio de Gobierno es una joya ingenieril y arquitectónica. Durante ciento catorce años en él se han tomado las decisiones más importantes para el Estado. Por eso la sabiduría popular envolvió a la política palaciega, con un fascinante papel de encanto, que advierte al agregar a su coloquial diagnóstico de algún hecho político, la legitimadora frase: “… Esto viene del Palacio”. El Palacio de Gobierno también es un Museo que tiene aún las oficinas de sus principales funcionarios: el Gobernador y el Secretario General de Gobierno. Hay tantas historias políticas en nuestra entidad, que bien merecen un museo exclusivo, mismo que me atrevo a proponer que se erija allí mismo, pues el gobernador y el secretario general de gobierno tienen oficinas alternas. Ojalá que el gobernador Samuel García se animara a hacerlo.