03/May/2024
Editoriales

La diferencia entre Día de Muertos y el Jalogüin

Como ayer fue Día de los Muertos, hermosa festividad popular que sincretiza costumbres indígenas y españolas, y es parte de nuestra cultura, me interesa su promoción, así que investigaré los datos más relevantes de este año, como las cifras de visitantes a los panteones y número de altares registrados en la Ciudad.

Sin embargo, tengo la sensación de que la Noche de Brujas o Jalogüín, festividad anglosajona en la que los niños salen a visitar vecinos para pedirles dulces, y una fiesta de disfraces, pasó de largo esta vez. 

Como que en Monterrey está disminuyendo el entusiasmo de los jóvenes por disfrazarse de Frankestein, de Pirata, de Vagabundo, de Elvis, de Magnate, de Princesa o de cualquier cosa con tal de divertirse.

Antiguamente los disfraces eran sólo de ‘fantasmas’, es decir, se echaban encima una sábana blanca con un par de agujeros a la altura de los ojos, y acaso se diferenciaban unos de otros porque algunos le ponían a la sábana, unas cadenas chicas.  

Ellos aspiraban a asustar gente pero causaban risa, que era en el fondo su objetivo. 

Bien, pues leí que esto de usar una sábana como disfraz viene de la Edad Media; entonces se creía que los fantasmas eran las personas muertas que regresaban para asustar a sus familiares, y lo hacían con la misma ropa que llevaban al entierro. 

Y como a casi todos los muertos les enterraban con un sudario blanco, esa era la imagen que tenían recién levantados de sus tumbas. En cuanto a las cadenas, simbolizan, creo, la atadura que aún tienen con sus seres queridos vivos.

Un viejo chiste decía que iba un tipo al Jalogüín disfrazado de Conde Drácula conduciendo un tractor agrícola y al verlo, un niño le preguntó ¿qué hace Drácula con un tractor?: _Sembrar el miedo, le respondía Drácula, y los chiquillos se reían. 

Las diferencias entrambas celebraciones son claras, a pesar de que las dos se refieren a los muertos: En nuestra fiesta hay plegarias por nuestros difuntos, arte, música, comida y el único disfraz válido es el de La Catrina, emblemática figura ideada por el hidrocálido José Guadalupe Posada.     

Mientras en la fiesta anglosajona o Jalogüín se busca ‘atemorizar’ y los disfraces de personajes fantásticos no tiene límites. 

Otra diferencia importante es que mientras el Jalogüin (Halloween) marca el final de la cosecha y el inicio del invierno, el Día de los Muertos rinde homenaje a nuestros finados.