Desde siempre, en Japón se considera que el color de la piel, sobre todo en las mujeres, debe ser lo más blanco posible. Las geishas y geikos, -el ideal de belleza japonés- se pintan la cara de un blanco puro, mientras que a nosotros ese color nos lleva a pensar en los fantasmas. La línea de cosméticos japonesa tiene un gran prestigio en los mercados internacionales, y se distingue por los productos blanqueadores de la tez femenina.
Los llamados Cosméticos bihaku, en donde bi quiere decir belleza y haku, blanca, son un éxito, porque entre otras cosas, estos y todos los cosméticos japoneses llevan incorporada una protección a los rayos ultravioleta. De Japón se fueron estos productos a Corea del sur, y a varias partes de China como Shangái o Taiwán, para saltar a todas partes donde haya dinero para adquirirlos. En Japón se ve normal que la gente vaya caminando por la calle en verano con parasoles o sombrillas, e incluso con guantes para que el sol no les dé en las manos.
Las damas niponas están conscientes de la importancia que tiene impedir que los rayos ultravioleta envejezcan la piel. Es posible que por ello la World Cancer Research Fund tiene datos publicados que ubican a Japón como uno de los países con menor incidencia de cáncer de piel en todo el mundo, incluyendo desde luego a los países que están en los polos norte y sur. Un antiguo refrán japonés dice, traducido literalmente: La piel blanca cubre las siete imperfecciones. Esto se ha traducido en otros idiomas como: “Incluso una mujer fea es bella si cubre sus imperfecciones con su piel blanca”. Mientras acá, nosotros somos felices con nuestro color de piel