11/May/2024
Editoriales

El crucigrama, un pasatiempo para inteligentes

Tengo varios amigos que se entretienen diariamente resolviendo crucigramas. Uno de ellos es mi compadre José Luis, a quien le cambia su típica mirada triste por una alegre cuando resuelve alguno delos que traen cierto grado de dificultad. Por lo general, los aficionados a los crucigramas tienen alto nivel intelectual, pues se requiere agudeza e imaginación para llenar los espacios horizontales con respuestas a las definiciones descritas y que coincidan las letras que tropiezan con otras respuestas contestadas y escritas en forma vertical. 

El primer crucigrama apareció en la Inglaterra del siglo XIX, pero era una versión donde las letras podían leerse indistintamente horizontal como verticalmente. Sin embargo, ya la versión en donde se requiere el esfuerzo de resolver el acertijo literario no se tiene certeza de quién es el autor, pues ya es todo un pasatiempo universal para ejercitar la memoria. Existe la versión de que fue el italiano Giuseppe Airoldi, pero en varias fuentes serias se le atribuye a Victor Orville, un inglés que, estando preso en la cárcel de El Cabo, Sudáfrica, tuvo esa idea el 13 de septiembre de 1913. La mejor prueba, sin que se pueda afirmar al cien por ciento, de que el crucigrama representaba tanto para este señor, que en el panteón de El Cabo, existe una cruz en su tumba y en esa cruz hace coincidir la “i” en forma horizontal con la vertical para completar el nombre del difunto Victor Orville.  

Claro que hay más versiones del origen del crucigrama y de la que se tienen pruebas fehacientes es la del periódico amarillista New York World, del 21 de diciembre de 1913. En ese tiempo, el periodista norteamericano de origen inglés Arthur Wynne elaboraba el suplemento dominical de este periódico, y recibió la orden de su director editorial de inventar un nuevo pasatiempo. En respuesta, Wynne recordó que en su niñez vio en Inglaterra una especie de rompecabezas antiguo al que su abuelo le llamaba “cuadrado mágico” y que le enseñó a solucionar. Esa sección del periódico duró una década, tiempo suficiente para ser copiada por otros medios de comunicación y se popularizó en el mundo. No me imagino cómo será un crucigrama en un idioma cuya escritura sea de signos, y se me hace que ni mi compadre José Luis podría resolverlo. Seguramente por eso en Japón inventaron el Sudoku.