28/Mar/2024
Editoriales

Agustín Basave Fernández del Valle

“Nací entre libros y entre

libros he de morir”

    (Agustín Basave)

 

Considero que aún no es  lo suficientemente reconocida la obra de este gran filósofo, catedrático, escritor, diplomático y abogado católico, reconocido y laureado en todo el mundo, que nació en Guadalajara Jalisco el 3 de agosto de 1923 y que al cumplir un año más de su nacimiento, es menester recordar parte de su obra -en apretado resumen – ya que por lo extensa, sería casi imposible recorrerla toda. Tuve el privilegio de ser su amigo en la Universidad, además de colaborar con él en trabajos contables de su Notaría, convivir en algún viaje y constatar su don de gentes, además de su gran sabiduría. Hablar de él, es un acto de fe en los valores del espíritu y la inteligencia.

 Realizó sus estudios en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la entonces Universidad de Nuevo León, obteniendo el título de Licenciado en Derecho en 1946, proyectando desde entonces a nivel Mundial la presencia de Nuevo León en foros internacionales en áreas de lo jurídico, lo filosófico y lo literario, lo que también se explica por el origen de un hogar cristiano formado por Don Agustín Basave y doña Margarita Fernández de Basave. Bien lo definió Catón como “Filósofo profundo, tuvo en un tiempo, el don de la razón y el de la fe”.

 En 1959 a iniciativa del Dr. Basave, se fundó el Centro de Estudios Humanísticos, siendo rector el Arq. Joaquín A. Mora y gobernador el Lic. Raúl Rangel Frías, se creó con el fin de promover y organizar  la investigación en cuatro áreas del conocimiento: Filosofía, Historia, Letras y Ciencias Sociales, el mismo Dr. Basave lo dirigió hasta su muerte. Todavía se publica HUMANITAS, creado por él, donde se leen brillantes autores y que ha rescatado la autoridad Universitaria hasta la época actual.

 Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua el 9 de marzo de 1962, con una brillante exposición sobre el gran humanista regiomontano Alfonso Reyes. Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL (1961-1967), Presidente de la Sociedad de Filosofía de Monterrey, en el extranjero, Miembro Titular del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Como periodista, colaboró en el periódico Excélsior y son famosas sus colaboraciones los lunes en El Porvenir. Viajero incansable, dictó conferencias en diversos países y participó en innumerables congresos de Filosofía.

 Rector Emérito de la Universidad Regiomontana, recibió múltiples reconocimientos, como la condecoración de la Orden de Alfonso X , “El Sabio” (1959), Miembro Nato de la Orden de Corpus Christi de Toledo, Palmas Académicas del Gobierno de Francia (1966),  Orden al Mérito de la República Italiana (1970), Diploma de Reconocimiento a la Obra Cultural del Departamento de Estado de los Estados Unidos (1971), Orden de San Gregorio Magno, conferida por la Santa Sede (Juan Pablo II 1980) y la Orden del Infante D. Henríquez conferida por la República Portuguesa (1992), entre múltiples distinciones académicas.

 De sus obras que suman más de 30, muchas traducidas al Inglés, alemán, portugués y polaco, sólo por mencionar algunas;  Filosofía del Derecho Internacional, Filosofía del Hombre, Filosofía del Quijote, Ideario Filosófico, La sinrazón metafísica del ateísmo, Metafísica de la muerte, Teoría de la democracia, Tratado de metafísica, Teoría de la Habencia, Tratado de filosofía. Amor a la sabiduría como propedéutica de salvación, Vocación y estilo de México. Fundamentos de mexicanidad,   Fisonomía de Hernán Cortés ante la juventud actual,  Samuel Ramos, Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset, José Vasconcelos, el hombre y su sistema, El romanticismo alemán, Ser y quehacer de la Universidad, Visión de Andalucía, Visión de Estados Unidos- vocación y estilo del norteamericano. Quedan en el tintero muchos más libros, sin contar artículos periodísticos y conferencias en gran parte del mundo. Personaje reconocido en el mundo intelectual por José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Alfonso Méndez Plancarte, Antonio Gómez Robledo que escribieron sobre él y su obra.

 Nunca quiso ser un intelectual ermitaño, ya que cumpliendo su vocación filosófica, participó en clubes de servicio, escribía en periódicos, durante muchos años asistía con sus hijos a los partidos de fútbol al Estadio Universitario, donde convivíamos y sufríamos juntos como cualquier aficionado o a reuniones sociales, aún más, abrió su biblioteca particular al público, sin obtener lucro alguno.

 En la búsqueda de la verdad, es memorable la lucha que libró en la Universidad en su afán por la dignidad, para preservar el quehacer Universitario, luchando contra sectarismos y calumnias, demostrando su pluralismo ideológico.

 Queda en los anales del H. Consejo Universitario, cuando el Dr. Basave hizo gala de su capacidad para el debate, impávido y con la frente en alto, con la conciencia tranquila, dio otra cátedra como tantas batallas dio en su vida.

Por eso es importante recordarlo en el aniversario de su nacimiento, leer su obra y no olvidar que fue un Universitario que puso muy en alto el nombre no sólo de su Alma Mater sino el de Nuevo León, no importa que olviden su nombre -como él dijera- “las placas que escribe la adulación”.