Un niño que jugaba en los campos fue rozado por una ortiga. Regresó corriendo a su casa, a los brazos de su madre, y le contó que había tocado esa mala hierba, que lo había lastimado. “La ortiga te lastimó hijo mío –contestó la madre- porque apenas la rozaste. La próxima vez que te encuentres con una ortiga, agárrala con fuerza y no te lastimará”.
Fábula de Esopo
La moraleja podría ser: Lo que hagas, hazlo con fuerza, y si se puede, con audacia.