02/May/2024
Editoriales

Nuestra riqueza personal

Impresiona la cantidad de negocios que están cerrando sus puertas y, en consecuencia, el número creciente de desempleados. 

Las cifras de crecimiento económico nacional pronosticado son pavorosas. 

Así que, es ahora buen momento para cambiar nuestra actitud frente a esta grave crisis económica, cuyas causas y efectos no trataremos porque no está en nuestras manos el remedio.

La solución es defender nuestra riqueza, impidiendo que nos ahogue la pobreza.

Esto implica sentirnos ricos, porque la riqueza de los seres humanos no estriba en el número de ceros que contenga su saldo bancario, ni en el modelo de automóvil que utilicen para movilizarse. 

Desde luego que se debe intentar, hasta donde sea posible, tener un ingreso mínimo para satisfacer necesidades primarias de la familia, y estar listos para tomar la primera oportunidad de negocio lícito que se nos presente, pero lo más importante es meterse en la cabeza la idea de ser una persona rica.                                                                                        Porque en realidad todos lo somos; tan sólo vida, salud y familia son cosas que ningún dinero del mundo puede comprar.                                                                                 

Lo demás es básicamente la actitud que adoptemos, y las señales que enviemos al mundo son muy importantes, pues reflejan cómo nos sentimos en nuestro interior. 

Desde la forma de expresarnos y hasta de caminar deben reflejar nuestra riqueza. No mostremos efectos de pobreza con lenguaje y actitudes derrotistas; al contrario, hay que ver con optimismo el presente y más el futuro.

Si los hijos cambiaron de Colegio privado a una Escuela pública, felicitémoslos porque su directorio de amistades creció súbitamente, y eso es una gran riqueza.

A la hora de comer hagámoslo con alegría, con una mesa bien arreglada y cubiertos metálicos; cuando se pueda, coloquemos al centro algunas flores frescas.

Agradezcamos los alimentos, por frugales que sean, y sirvámoslos con elegancia. Somos ricos, ya estuvo bueno de exaltar a la pobreza como una virtud.

No va a faltar quien critique esta actitud tildándola de soñadora. A esos pragmáticos respondámosles que lo hacemos por conveniencia, pues la vida, como dicen los judíos es el mejor de los negocios, nos la dan gratis.