05/May/2024
Editoriales

Demos gracias a Dios porque llueve

Tanto que pedimos al cielo que nos mojara un poco, y ahora que está lloviznando los noticieros hablan del ‘mal tiempo’ que nos aqueja. La lluvia ligera que apenas lleva tres días con nosotros, dicen los meteorólogos que se transformará a partir de hoy en lluvia fuerte, y eso, que me perdonen las guapas chicas que aparecen en la televisión leyendo los pronósticos del clima, pero es un muy buen tiempo.

Algunas veces olvidamos que nuestro hogar está en Aridoamérica, y en consecuencia, nuestro territorio siempre ha sido semi desértico. Las crónicas de los siglos XVIII y XIX generalmente mencionan aunque sea de refilón, que el estado se encuentra en medio de una prolongada sequía.

En nuestra Ciudad llueve en promedio 600 mm anuales, concentradas básicamente en mayo y octubre de todos los dos años.  

En el centro del País, llueve también 600 milímetros anuales en las regiones secas, pero en las húmedas como por ejemplo en el Ajusco, la cantidad es de mil 200 mm anuales.

Y en las regiones llovederas, como por ejemplo en Villahermosa, la precipitación promedio es de 2 mil 550 mm anuales.

Sin embargo, en Nuevo León hay otros elementos naturales que compensan la falta de agua y uno de ellos es la materia gris de muchos neoloneses.

Con su inteligencia han creado riqueza y eso nos permite a quienes vivimos en estos lares, disfrutar de elementos de confort como es el agua en abundancia, pues el consumo promedio en nuestra ciudad es de 177 litros al día, acaso sólo consumen más San Pedro Garza García y Santiago, Nuevo León.

Hasta hace unos cuarenta años el consumo per cápita era de ochenta litros diarios, y ahora que somos la segunda Ciudad metropolitana más grande de México, consumimos más del doble por habitante.

Somos unos despilfarrados empedernidos y todavía nos quejamos porque llueve… no retemos al Creador, porque podríamos quedarnos sin agua y tendríamos que emprender una diáspora dejando atrás el emporio que nuestros ancestros nos heredaron.