26/Apr/2024
Editoriales

Abril 04 de 1895: se inicia la construcción del Palacio de Gobierno. El gobernador Bernardo Reyes Ogazón ordenó al ingeniero Francisco R. Beltrán que diseñara la obra

 

Abril 04 de 1895: se inicia la construcción del Palacio de Gobierno. El gobernador Bernardo Reyes Ogazón ordenó al ingeniero Francisco R. Beltrán que diseñara la obra, y en este día arranca con un programa de trabajo de cinco años de duración, pero diversas circunstancias retrasaron su terminación ocho años adicionales, siendo en total trece años de esfuerzos cotidianos en los aspectos económico y técnico para inaugurar en 1908 esta bella estructura de estilo neoclásico. Antes de que Nuevo León contara con esta magna obra, la Casa de Gobierno había tenido otras locaciones y la anterior fue un viejo edificio ubicado en las calles de Comercio y del Teatro (hoy Morelos y Escobedo), sitio que tuvo el honor de ser sede del Poder Ejecutivo Federal, durante los cuatro meses que estuvo despachando en él, Benito Juárez, presidente de la República.

  Sin embargo, la pujanza de Nuevo León y el liderazgo regional que ejercía su gobernante, obligó a erigir esta obra majestuosa. El predio donde se ubica el Palacio de Gobierno fue determinado por el gobernador Reyes, en un lote de la plaza principal del trazo fundacional de la ciudad de Monterrey, con una medida de 51 por 88 metros, parte norte de la antigua Plaza de la Concordia o plaza del 5 de Mayo. Al norte colinda con la calle de 5 de Mayo, al oriente con la calle de Zuazua, al poniente con la calle de Zaragoza y su frontispicio, por el lado sur, colinda con lo que actualmente es la Explanada de los Héroes, parte norte de la Gran Plaza de Monterrey.

   Su diseño original contempla cinco entradas al frente, dos por los costados de las calles Zuazua y Zaragoza, y dos más por la parte posterior, al norte en la calle de 5 de mayo. Al frente hay un pórtico soberbio con ocho columnas gruesas de orden corintio apoyadas en bases áticas y dos peristilos al oriente y poniente, coronado al centro por una estatua de la victoria, en forma de ángel alado, encima de un elemento adornado con un águila imperial que le da altura y señala la sede del poder Ejecutivo. A la puerta principal se puede acceder por el pórtico que tiene una amplia escalinata para salvar el desnivel entre los límites norte y sur del Palacio de Gobierno. Tuvo desde su inauguración hasta hace un año, varios vitrales a cada lado de la puerta principal, en donde aparecen figuras de héroes nacionales y locales que, desafortunadamente sufrieron una agresión durante una protesta política. Se destruyeron dos y dañaron otros dos, que ya fueron restaurados, pero con tan mala calidad que uno de ellos –el de Don Benito Juárez- no debe ocupar ese sitio de honor, pues el Benemérito de las Américas, y el Palacio de Gobierno merecen que se sustituya a la brevedad.

   Al centro del edificio existe un amplio patio central enmarcado por un pasillo en sus cuatro lados sostenido por columnas cuadrangulares con arcos elípticos, que permite caminar bajo techo y acceder a las oficinas distribuidas en la planta baja. Al frente, se encuentra un vestíbulo que desde 1926 alberga a las dos escaleras remodeladas revestidas de granito y con gruesos barandales que conducen a la parte superior del edificio, en donde se ubican las oficinas del Gobernador en el lado oriente, y el Secretario General de Gobierno en la parte poniente. Arriba existen además de oficinas, hermosos salones de actos de amplia capacidad que permiten la celebración de eventos protocolarios y reuniones de trabajo. Dentro de este edificio, entrando al lado poniente, está el acceso al antiguo Congreso del Estado, institución cuya sede se trasladó a un edificio propio durante la construcción de la Gran Plaza, en el cruzamiento de las calles de Zaragoza y Matamoros. El Palacio de Gobierno es un edificio histórico y monumental recubierto de cantera rosa traída de San Luis Potosí.

   El ingeniero Beltrán le dedicó largas jornadas de supervisión a esta importante construcción, utilizando además del ingenio propio de su profesión, mano de obra local del barrio de Sanluisito, hoy colonia Independencia, que se pobló ex profeso de potosinos familiarizados con ese material. El costo de la obra fue de más de 859 mil pesos, cubiertos con impuestos y contribuciones de la población en general durante todo el tiempo que tardó en construirse. Nuestro Palacio de Gobierno es una joya ingenieril y arquitectónica. En sus geométricos espacios se esculpió nuestra vida republicana, y enmarcaron las decisiones más importantes de los últimos cien años. Desde ahí, gobernantes y ciudadanos construyeron nuestro patrimonio común.

   Durante un largo siglo, no hubo decisión importante en el solar nuevoleonés ajena al Gobernador, jefe natural del Palacio. Por eso la sabiduría popular dio a la política palaciega, una fascinante envoltura con papel de encanto, que advierte al agregar a su coloquial diagnóstico de algún hecho político, la legitimadora frase: “… Esto viene del Palacio”. Su umbral político se alcanza desde que el gobernador Bernardo Reyes lo inauguró, coincidiendo con un auge económico que permitió al militar jalisciense ganarse el respeto entre los nuevoleoneses. Sus decretos eran órdenes que simplemente se obedecían, y al paso del tiempo, por allí vino su mayor herencia, pues la clase política metabolizó el concepto de la disciplina, a excepción de los tiempos revolucionarios, cuando los diversos grupos fueron iconoclastas.

  Aunque hoy día los tiempos y las formas políticas han cambiado, el Palacio de Gobierno es un Museo que tiene aún las oficinas de sus principales funcionarios: el Gobernador y el Secretario General de Gobierno, pero la tendencia es que todo sea un sitio donde los nuevoleoneses puedan conocer más de su historia política, toda vez que a esta actividad no hay un recinto donde esté reunida. Hay tantas historias políticas en nuestra entidad, que bien merecen un Museo, y el cronista de la ciudad tiene un proyecto al respecto.