07/May/2024
Editoriales

De ética política y políticos sin ética

Si dices una mentira suficientemente grande 

y la repites una y otra vez, 

la gente eventualmente la creerá”.

Joseph Goebbels

Secretario de Propaganda del Tercer Reich.

 

La táctica propagandística que todas las mañanas emerge de Palacio Nacional no es nueva, surgió en el Tercer Reich, cuando Adolf Hitler y su temible Secretario de Propaganda Joseph Goebbels se encargaron de inundar los espacios informativos con mentiras tan grandes, como aquella de que la raza aria es superior y tienen derecho a dominar a las demás, o el horror dantesco que propiciaron con el holocausto, al enviar a millones de judíos a los campos de exterminio por ser una raza inferior que no debería mezclarse con los germanos arios, sin que la sociedad alemana se pronunciara en contra de este genocidio, que ha sido calificado como el más horrendo de la historia moderna.

  Esta táctica que se conoce como “mentiras repetidas” y que fue artífice de la propaganda nazi, ha revivido en políticos que se dicen modernos, que no son iguales a los de la vieja política, porque ya no hay corrupción, porque los conservadores quieren seguir robando al pueblo bueno y sabio y controlando a la “prensa vendida y corrupta” que es aquella prensa que decide no seguir difundiendo las mentiras del político, al contrario, se convierten en un contrapeso a la táctica goebbeliana de las mentiras repetidas.

  En otros palacios de gobierno, salen a declarar que ya no hay crisis de agua y que no faltará el agua en este verano, aunque diariamente lo desmienten los ciudadanos de diversas colonias que declaran a los medios de comunicación la falta del vital líquido en sus hogares desde hace varios días; algunas personas afectadas recorren varios kilómetros para rescatar algunos garrafones de agua para tener al menos para beber y cocinar.

  La costosa campaña que responsabiliza a los ciudadanos por no cuidar el agua, porque no somos ciudadanos de cien litros, no tiene sentido cuando las fugas en la red de agua potable equivalen por mucho, el mayor desperdicio del vital líquido. 

  El dinero de esas campañas bien podría ser utilizado para el programa de reparación de fugas, o por lo menos para llevar pipas de agua a las colonias que carecen de ese servicio, en lugar de repetir cada media hora en los horarios estelares, que debemos ser ciudadanos responsables para cuidar el agua.

  Cuando los gobernantes no tienen ética, les es más fácil mentir reiterada y descaradamente hasta que la gente les crea sus mentiras, al más puro estilo hitleriano, que decirle la verdad a sus gobernados.

 No digo que sea fácil a un político reconocer sus errores y su incapacidad para resolver problemas complejos, pero tampoco es correcto mentirle a quienes lo llevaron al poder a través de los procesos electorales.

 Los gobiernos y los funcionarios públicos que se desempeñan en cargos de elección popular tienen el deber de servir al interés público con conciencia ética y acciones éticas, evitando involucrarse en comportamientos que promuevan cualquier interés privado, y, sobre todas las cosas, procurando lo que nos beneficia a todos y a la convivencia pacífica. 

 La mentira reiterada no se lleva bien con la ética política, porque es dañina para la sociedad y para nuestra cultura política y democrática.

 La prensa libre debe prevalecer ante las políticas de propaganda estilo nazi que la opinión pública se encargado de tirar al basurero de la historia.