¡Qué persona tan estimable es la señora Laura Chinchilla Miranda, Ex –Presidenta de Costa Rica! ¿Por qué? Porque, cuando menos para los mexicanos, es rarísimo que conozcamos y tratemos a un político que reúna en sí mismo las siguientes cuatro cualidades:
a) Un conocimiento profundo y bien asentado, tanto en la historia como en la práctica, del sistema de gobierno democrático, lo cual la impele a comprometerse con el mismo, pues, como decía Churchill, "es malito y difícil, pero tiene la enorme ventaja de que todos los demás son peores";
b) Una sencillez férrea e inquebrantable, con la cual explica por qué debemos tener "cero tolerancia" con la corrupción en el manejo de los fondos públicos: Porque "así lo exige la moral"; a lo que yo podría agregar: Porque la moral es la disciplina social que nos ha permitido a los humanos elevarnos sobre el nivel de logros y resultados de todos los demás animales, así es que cuando nos corrompemos "nos animalizamos".
c) Una capacidad de acción pública que funcione bien en la práctica: A la pregunta ¿Cuál es el mejor instrumento burocrático para impedir y combatir la corrupción? No dudó un momento: Una buena, bien protegida e incansable Contraloría de Cuentas Públicas o como se llame, pero que, ante ese cuerpo (o cuerpos) públicos, todas las dependencias oficiales deban obtener el visto bueno de sus licitaciones, que éstas se hagan en forma abierta y transparente y que se estén revisando avances y calidad de obra ¿Qué esto puede hacer más lentas las obras? Sí, pero en una democracia deben contar tanto los medios como los fines: Nada se compara con los enormes males que ocasiona un sistema corrupto, entre ellos, el peor de todos, es la disminución de la seguridad pública, a causa de la criminalidad que la corrupción provoca.
d) Un valor a toda prueba, que la llevó a que la marca principal de su gobierno de 2010/14 consistió en "Mejorar el clima de seguridad ciudadana mediante una propuesta integral". Su plan procuró y promovió cuatro "Seguridades": Económica, Social, Ciudadana y Ambiental.
Tanto ella, como su compañero, el Dr. Sergio Fajardo, político colombiano, quienes nos impartieron el curso para combatir la corrupción que auspició el EGADE del Tec, ambos encontraron que la frase más despreciable dicha por un político, y que, para vergí¼enza nuestra se conoce en toda Latinoamérica, es la de Carlos Hank González: "Un político pobre es un pobre político" pues ese es el principio de toda corrupción o animalización: Nos contó doña Laura que el primer acto privado que hizo al día siguiente de dejar la Presidencia, fue ir al banco a revisar la hipoteca de su casa, porque estaba escasa de dineros. ¡Qué contraste entre esa honrosísima pobreza y los festejos que aquí se le hicieron a Hank por su "genialidad": Recuerdo que hasta el Arzobispo de México dijo que se había hecho rico "porque era un buen administrador".
Con estos políticos latinoamericanos estamos volviendo a los tiempos de la Atenas de Sócrates, cuando el valor de cada hombre se juzgaba por su apego a la verdad y a la virtud. Aquí en México nos tiene que empezar a dar asco todo esta actividad ratonil, que nos humilla y nos deja impotentes ante los gruñidos de un vecino agresivo, pero ante quien no podemos negar la enormidad de nuestro crimen, organizado o desorganizado, pero siempre en asquerosos contactos con "los de arriba", quienes sólo tratan de ser "tan listos" o "tan buenos administradores" como Hank González.
Atte.- JVG.- 23-02-17