Internacional

Escándalo diésel: Volkswagen llega a un acuerdo con las asociaciones de consumidores

La compañía anuncia un "acuerdo global" para la compensación a los clientes afectados por el escándalo de las emisiones.

Klaus Mueller, director de la federación de asociaciones de consumidores alemanas VZBV, durante la rueda de prensa.

El fabricante de automóviles alemán Volkswagen alcanzó un acuerdo de compensación con la federación de asociaciones de consumidores VZBV, que representa a unos 400.000 clientes afectados por el escándalo de los motores diésel trucados, anunció el viernes (28.02.2020) la Audiencia Territorial de Brunswick (norte de Alemania). "Al término de las negociaciones de varios días", las dos partes "concluyeron un acuerdo" que podría poner fin al mayor juicio en Alemania por el caso, informó el presidente del tribunal, Wolfgang Scheibel, en un comunicado.

En una rueda de prensa pasado el mediodía, se detalló que las compensaciones que se pagarán por la pérdida de valor de los vehículos diésel afectados a quienes los compraron estarán entre los 1.350 y los 6.257 euros, dependiendo del modelo y de su antigüedad, sumando un total de 830 milloines de euros. A principios de mes, la compañía se ofreció a pagar esa cantidad en compensaciones, pero las negociaciones se rompieron entonces. Además, Volkswagen asumirá los gastos jurídicos de cada denunciante hasta un máximo de 190 euros.

Cualquiera que no quiera aceptar el acuerdo podrá presentar una demanda individual hasta octubre. El principal representante legal de Volkswagen, Mandred Doess, declaró a dpa que el acuerdo estaría "estructurado de manera transparente" y bajo supervisión independiente. La compañía, dijo, quiere "por fin hacer las paces con sus clientes".

Hasta ahora, gran parte de los más de 30.000 millones de euros en multas, gastos jurídicos e indemnizaciones que ha pagado Volkswagen ha tenido lugar en Estados Unidos. El caso por las manipulaciones de los motores de Volkswagen se remonta a 2015, cuando se descubrió que la compañía instaló un software en algunos vehículos diésel, en torno a 9,5 millones en todo el mundo, que trucaba los datos de emisiones contaminantes para superar las pruebas medioambientales.