07/May/2024
Editoriales

Los apoyos submarinos, o por debajito del agua

En tiempos de paz existen eventos inexplicabes a simple vista, pues entre los seres humanos hay todo tipo de relaciones, amistosas, de complicidad, de enemistad y relaciones inadmisibles en público, debido a su inconsistente naturaleza.

En tiempos de guerra este tipo de relaciones se exaltan, tal es el caso de la actual entre Rusia y Ucrania que generan miles de comentarios y versiones encontradas de los dos frentes del combate.

Las redes sociales coadyuvan a que prevalezca la duda de cuál de las partes tiene la razón. Como en nuestra región (no podemos decir en la nación porque al parecer el gobierno federal simpatiza con Rusia) apoyamos a Ucrania, causa extrañeza que circule un video español en donde las tropas ucranianas hacen daño a la población ucraniana, manteniéndola en cautiverio hasta que llegan los ‘buenos’, es decir los rusos, y la liberan. 

Leí una copia de la carta del 27 de enero de 1811 enviada por Mariano Jiménez al Cabildo eclesiástico de Monterrey anunciándole su visita a la Sala Capitular de la Iglesia Catedral.

Jiménez acababa de convencer al gobernador Manuel de Santa María de que abandonara su posición política para que se sumara a la causa insurgente, y aprovechó el evento que realizaría en la Plaza de Armas, -hoy Plaza Zaragoza- para presentar sus respetos a la autoridad eclesiástica ese mismo día en punto de las diez de la mañana.

Y así se realizó, teniendo Jiménez gran éxito pues el Cabildo mencionado le facilitó ciento veinticinco mil pesos para ser utilizados en favor de su causa, dándole a Jiménez el trato de Teniente General de América.

Esto se da en el contexto de la guerra de independencia nacional, en donde el movimiento independentista fue iniciado por el cura Miguel Hidalgo, quien fue prendido cuatro meses después en Baján de Coahuila junto a Allende, Aldama, Jiménez y los principales caudillos de ese movimiento armado, después de estos apoyos que le comento a usted.

Este operativo fue posible gracias a una engañifa del nuevoleonés Ignacio Elizondo, quien tenía una cercana relación con el obispo Primo Feliciano Marín de Porras y versiones hay que juntos planearon la traición para que en Acatita de Baján pudieran ser sorprendidos los héroes nacionales.

Así se manejan las cosas en tiempos de guerra, hay apoyos abiertos y otros encubiertos aunque a simple vista nos parezcan ilógicos.