04/May/2024
Editoriales

La mala fama

En 1879, durante pleno porfiriato, se presentó un incidente en Veracruz -que era gobernado por el general Luis Mier y Terán-, y la noticia llegó ipso facto a la Presidencia de la República, y Don Porfirio envió instrucciones al gobernador. El hecho era que la tripulación de un barco de guerra se había sublevado y se hizo a la mar, por lo que nada se podía hacer para detenerlos, así que el gobernador, desesperado por darle buenas noticias al Presidente, apresó a varios individuos vecinos del puerto de los que sospechaba que eran aliados de los amotinados, y sin mayor trámite fue fusilándolos uno por uno. Cuando iban nueve de ellos pasados por las armas, llegó un funcionario judicial que detuvo la matanza y encaró a Mier y Terán. 

Éste se defendió mostrando el telegrama del presidente Díaz que rezaba así: ‘Mátalos en caliente’.

Desde luego que nada se le hizo al general Mier y Terán, pero el escándalo llegó a Cuba. El gobierno cubano condenó la matanza de Veracruz, y colocó la fotografía de Mier y Terán en las cajas de los puros que exportaba a  Estados Unidos. 

A eso se debe que el general Mier y Terán haya adquirido mala fama. 

Tan es así, que en un hotel de Nueva York, llegó un mexicano parecido al general LMyT a solicitar una habitación. Se la negaron, hasta que el cónsul mexicano afirmó que el huésped no era el general Mier y Terán. La fama es la fama. 

 

 

Fuente:

Roeder, op, cit., pp. 132 - 138