Nacional

Piden comprobante de No-Covid, para contratar

Otra vez a buscar trabajo, ahora en una empresa de limpieza. Otra vez la rutina de preparar su solicitud de empleo: Leonardo Donghu, 25 años, bachillerato concluido como técnico mecánico, padre de un niño de 5 años, domicilio en Chimalhuacán, Estado de México, sueldo esperado: el que sea. Y otra vez encomendarse a Dios, otra vez en la fila para la entrevista entre muchos otros desempleados, otra vez rechazado.

Leonardo ya perdió la cuenta de las veces que ha intentado encontrar un trabajo formal en el tiempo que ha durado la pandemia de COVID-19, que ya arrasó con más de 1 millón empleos. Él trabajaba en una empresa que a su vez era subcontratada para hacer el aseo en la cadena de tiendas departamentales Liverpool. En abril le dijeron que lo “descansarían” una semana sin goce de sueldo; cuatro meses después, no lo han vuelto a llamar, pero tampoco le han pagado liquidación, porque, en los hechos, no lo despidieron.

A su búsqueda de trabajo se ha sumado un nuevo obstáculo, relata el joven: los empleadores le exigen presentar un “comprobante” de que no tiene COVID-19, una prueba que debe pagar él mismo en algún laboratorio privado, donde ronda los 3 mil pesos.

“En una ensambladora de bicicletas donde busqué trabajo me dijeron que, como requisito principal, lleve un certificado de no-COVID; le dije a la señorita: ‘oye, pero cuesta arriba de 3 mil pesos la prueba de COVID, si por eso quiero trabajar, uno trabaja por necesidad, no porque le sobre el dinero’, y me dice: ‘sí, pero es un requisito por la pandemia’”, recuerda.

“No es la única empresa que me ha tocado, he ido a otros lugares y también me piden el comprobante de no-COVID; por la pandemia está bastante difícil encontrar trabajo, con eso de que cerraron establecimientos, o no están contratando, o te dicen: ‘sí te contrato, pero si traes el comprobante de no-COVID’; ya esa prueba se está volviendo un requisito indispensable, como si fuera comprobante de estudios, para poder tener un empleo”.

Leonardo es una de las 2 millones 632 mil personas desempleadas que han buscado trabajo, sin éxito, a lo largo de la pandemia, de acuerdo con datos de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del Inegi, que ha recogido información hasta junio.

El estudio clasifica a 2.8 millones de personas como “desocupadas abiertas”, es decir, que no tienen trabajo y están en busca de uno. El 83.2% de ese total, 2.3 millones de personas, lleva entre uno y tres meses buscando empleo (a lo largo de abril, mayo y junio, los meses más duros de la pandemia). Esa cifra se suma a las personas que buscaban trabajo desde antes de la emergencia sanitaria -antes de marzo-, un ejército de reserva que ya estaba formado por 336 mil personas.

Este fin de semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que se había detenido la pérdida de empleos y destacó que en agosto ya se habían creado casi 67 mil fuentes de trabajo, una cifra que es, sin embargo, 41 veces menor que la cantidad de personas en busca de ocuparse.

Leonardo y su familia intentan sobrellevar las presiones de la pandemia mediante una pequeña verdulería en la que venden poco, tanto, que a veces sus ingresos no les alcanzan para surtir sus productos.

“Sí es complicado, porque en algún momento que tu hijo quiera pedir algo, se le antoja algo o necesita algo, tú le tienes que decir: ‘no tengo, porque no tengo trabajo’. Es algo tan difícil, que hasta los hijos están madurando rápidamente; mi hijo es muy inteligente, porque me dice: ‘papá, sé que ahorita no tienes dinero, pero cuando tengas, ¿me compras esto?’, o sea, es algo tan triste decirle que no tengo trabajo, y que, si no tengo trabajo, no comemos, y mi hijo lo sabe”, cuenta.