01/May/2024
Editoriales

El Copy Page

Es increíble la cantidad de textos semejantes que hay a pesar de que sus autores son disímiles o de tiempos diversos. Los descubrimientos científicos y tecnológicos parecidos abundan como si ideas semejantes anduvieran nadando en el espacio cual peces de la misma especie y cualquiera pudiera pescarlas. Del primer aspecto hay casos sonados, aunque desde luego que existen copias o robos de textos, como fue el caso sucedido a principios del siglo XIX con el escritor francés Julien Mellet.

Este talentoso viajero narra entre sus aventuras en América que vio una Danza en Quillota, Chile, que era “muy viva y lasciva”. La descripción que Mellet hace de esa danza es una copia de la publicada por Anthony Helms, otro viajero escritor, en Londres. Pero rascándole más al asunto resulta que Helms ya había plagiado ese texto de Dom Pernetty, que lo había publicado en París en el año de 1770.

Más aún, este Pernetty ya venía copiando esa descripción, palabra por palabra, al padre Jean Baptiste Labat, que la había publicado en La Haya. Y todo esto sucedía en tiempos en los que no había los sistemas actuales de comunicación, así que imagínese usted lo que está sucediendo ahora cuando se borraron las barreras de los idiomas, las de los tiempos, y desde luego, las barreras de la distancia.