04/May/2024
Editoriales

México no es Escocia

 

Leí que Donald Trump criticó en su habitual tono áspero que a los maestros de su país no se les permita enseñar a los niños en las aulas de clases la sabiduría contenida en la Biblia, pero en cambio sí se les enseña que puedan elegir un cambio de sexo y otras atrocidades que están de moda en estos tiempos de locos.

Desde luego que este tipo (Trump) no es santo de mi devoción, pues ha agredido a nuestros braceros llamándoles un lastre para Estados Unidos y lo mínimo que ha dicho del presidente López Obrador es que él lo dobló fácilmente. 

No soy quién deba y quiera defender a AMLO, pero se trata del presidente de México y este señor Trump nos restriega en la cara que él lo maneja a su antojo, y eso duele.

La forma ‘especial’ de ser y expresarse le da al ex presidente norteamericano cierto liderazgo político, pero también le acarrea problemas… 

Ya ve usted que ayer fue condenado a pagar una súper indemnización de 83 millones de dólares a una escritora que lo demandó porque recientemente la difamó, señalando así un camino que deberíamos transitar nosotros también.

Pero en este texto se trata de discutir las conceptos, así que no lo invito a juzgar al hombre, sino a analizar su idea.

Porque la denuncia que Trump hace en Estados Unidos es válida también para México, pues efectivamente en nuestro sistema educativo hay también un espíritu de ‘modernidad’ -por lo visto es una corriente internacional- que promueve entre nuestra niñez los aspectos sexuales con el pomposo nombre de ‘educación integral en sexualidad’.

Es una modernización inexplorada en este delicado tema que no sabemos a dónde conducirá a las nuevas generaciones que se están criando con semejantes ideas.

El tema es importante porque el principio constitucional de laicidad rige en la educación pública mexicana, que prácticamente prohibe a los niños conocer los contenidos bíblicos que incluyen principios religiosos, y bases morales.  

Como referencia le diré que entre sus poesías y viajes espirituales, el músico inglés John Lennon declaró una vez que los humanos actuales nos escondemos para hacer el amor mientras la violencia se practica en público, o algo así, lo que es otra gran verdad que involucra al acto sexual.

Es claro que la frase del Beatle mayor pareciera ser una contradicción a la idea de Trump, pues alude al mismo hecho pero desde otro ángulo, pues se refiere más que a hacer el amor en público, a que la violencia pública se frene, como si estuviera profetizando cuál sería su destino, muriendo a balazos en la puerta de su casa.

Lo cierto es que ambos anglosajones, Trump y Lennon, se refieren a los delicados temas sexuales desde diversos punto de vista.

Trump incrimina a la educación primaria y secundaria norteamericana en un proceso de banalización del sexo infantil, y Lennon ‘exige’ un trueque de valores en las restricciones sexuales y el freno a la violencia.   

Nosotros los mexicanos, que tenemos una cultura de valores intelectuales y morales superiores a la de estos señores, y que sufrimos como nadie los crueles efectos de la violencia en todas sus expresiones… ¿qué estamos haciendo para frenar el proyecto de recomendar a los niños que vistan ‘uniforme neutro’ con faldas como las que usan los hombres en Escocia, Irlanda o Indonesia?