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Cómo y quiénes fraguaron el golpe de estado contra Salvador Allende que hoy se conmemora en Chile

El 11 de septiembre de 1973, las tres ramas de las Fuerzas Armadas chilenas y Carabineros (policía militarizada) derrocaron al Gobierno de Salvador Allende, una acción antidemocrática que comenzó tres años antes, el mismo día del triunfo en las urnas del candidato de la Unidad Popular.+

El 4 de septiembre de 1970 un hito fundacional marcó la historia de Chile: el médico socialista Salvador Allende Gossens ganaba la elección presidencial. La victoria inició la llamada vía pacífica o vía chilena al socialismo, proyecto democrático que intentaba realizar profundas transformaciones sociales, económicas y políticas en el país suramericano.

Representando a la Unidad Popular, coalición política cuya base la conformaban el Partido Socialista y el Partido Comunista, Allende logró la primera mayoría en las elecciones con el 36,2% de los votos, lo que cimentó su llegada a La Moneda (sede del Poder Ejecutivo), tras la ratificación que debía realizar el Congreso.

Un triunfo popular y trasformador

Fue a las 2:00 de la madrugada del 5 de septiembre de 1970 que, desde los balcones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Allende confirmó su victoria y llamó al pueblo a la serenidad y al trabajo duro.

La victoria electoral fue acogida con esperanza por los sectores más humildes de la sociedad chilena.

Pero la llegada de Allende al poder también generó la desesperación de los sectores conservadores y empresariales chilenos, así como del Gobierno de los EEUU, quienes tomaron una actitud sediciosa frente a los anuncios del programa de la Unidad Popular, que buscaba acabar con los monopolios, los latifundios y nacionalizar las riquezas básicas.

El informe de la Comisión Church del Senado de EEUU sobre las operaciones gubernamentales encubiertas y las actividades de inteligencia del país norteamericano en Chile, publicado en 1975, consigna que la reacción del Gobierno de Richard Nixon (1969-1974) ante la victoria democrática de Allende fue inmediata.

El Comité 40, un subgabinete del ejecutivo estadounidense cuya labor era revisar y proponer las principales acciones secretas internacionales, comenzó a actuar. El 8 y 14 de septiembre discutieron qué medidas tomar antes del 24 de octubre de 1970, fecha en la que el Congreso chileno debía ratificar la victoria de Allende.

En esas instancias, el Comité 40 aprobó que 250.000 dólares fueran usados por el entonces embajador estadounidense en Santiago, Edward Korry, para que influyera en la votación de los congresistas chilenos.

El mismo informe del Senado estadounidense señala que la CIA gastó entre 800.000 a un millón de dólares en acciones encubiertas para alterar el resultado de las elecciones presidenciales de 1970. La mitad de esos fondos fueron aprobados directamente por el Comité 40.

La muerte de un general

Junto con los esfuerzos desplegados tanto por los EEUU y la derecha chilena para impedir el triunfo de Allende y su ratificación como jefe de Estado, se decidió la realización de acciones directas.

Estas medidas fueron apoyadas con campañas del terror publicitadas por el diario El Mercurio y su cadena mediática, pertenecientes a Agustín Edwards, empresario derechista y colaborador de Washington.

La CIA, por instrucciones del secretario de Estado Henry Kissinger, reforzó su oficina en Santiago con cinco agentes encargados de contactar militares. Estos establecen comunicación con un grupo de extrema derecha vinculado al general en retiro, Roberto Viaux, e incitan a perpetrar atentados explosivos para crear un clima de miedo y desestabilización. Se apoya además un plan para secuestrar a autoridades militares chilenas.

Durante la última semana de septiembre y las dos primeras de octubre explotan 26 bombas, la mayoría son firmadas por una inexistente Brigada Obrero Campesina —para que sean atribuidas a sectores de izquierda—.

Asimismo, el 21 de septiembre llegan a Chile armas enviadas desde EEUU por valija diplomática, que serán usadas para secuestrar al general René Schneider, por entonces comandante en jefe del Ejército de Chile.

Schneider representaba, en el seno de las Fuerzas Armadas, el apego al orden constitucional y había manifestado que respetarían el proceso electoral, sin interferir en él. Este posicionamiento fue conocido como la doctrina Schneider, por lo cual la figura del militar chileno se constituía en un impedimento ideológico para la intervención golpista.

"El general Schneider tendría que ser neutralizado, desplazándolo si fuera necesario", señaló el embajador estadounidense Edward Korry en un cable fechado ese mismo 21 de septiembre de 1970.

Dos días antes que el Congreso ratificara la victoria de Salvador Allende, como había sido la tradición electoral chilena, la mañana del jueves 22 de octubre de 1970, una ráfaga de tiros hiere mortalmente a René Schneider.

Al día siguiente de la muerte del general, el director de la CIA, Richard Helms, convocó a sus principales asesores para revisar las operaciones encubiertas planeadas contra Allende, lo que quedó registrado en documentos desclasificados.

"Se ​​ha hecho un excelente trabajo guiando a los chilenos hasta un punto en que la solución militar es al menos una opción para ellos", detalla el mensaje transmitido ese día a la oficina de la central de inteligencia estadounidense en Chile.

Consolidación del Gobierno Popular

Contrariamente a lo planificado, la muerte de René Schneider produjo un rechazo y el apoyo popular al presidente recién electo. Sesenta días debieron pasar para la ratificación del doctor Salvador Allende como primer mandatario de Chile.

A cinco meses de la proclamación, en abril de 1971, se realizaron las elecciones municipales, una prueba de fuego para el nuevo Gobierno, porque en ellos se mediría el apoyo de la Unidad Popular.

Washington decidió intervenir y para ello, a través del Comité 40, destinó 1,24 millones de dólares para la compra de estaciones de radio y periódicos, y con ello apoyar a los candidatos y actividades políticas de los partidos opositores a Allende.

Pero el resultado electoral fue una nueva victoria del Gobierno, que logró el 50,4% de los votos, superando con creces el porcentaje del triunfo de 1970.

Tras un año en el poder, Allende anuncia los avances de su programa económico y social: la privatización de los 16 bancos más importantes del país; la expansión de la reforma agraria; la intervención y estatización de 70 empresas estratégicas, así como la nacionalización de la gran minería del cobre.

Desmoronar al Gobierno

A partir de estos avances del programa económico se desata una brutal política de desestabilización y desabastecimiento patrocinada por sectores políticos y empresariales contra el Gobierno de Allende.

A ello se suma la creación de grupos políticos de choque para la acción directa en las calles y organizaciones paramilitares, como Patria y Libertad, que a través del sabotaje, ataques explosivos y armados busca terminar con el Gobierno socialista.

Las acciones violentas se hacen continuas y se refuerzan con el paro de transportistas del 9 de octubre de 1972, convocado por la Confederación Nacional de Dueños de Camiones y al que adhieren el mediano y gran empresariado junto con la Democracia Cristiana.

Mientras los sectores conservadores y empresariales de Chile conspiraban contra de Allende, el Comité 40 siguió aportando, desde EEUU, dinero para desmoronar al Gobierno chileno. Entregó fondos al partido Demócrata Cristiano, al diario El Mercurio y a otros sectores opositores. Más de dos millones de dólares fueron traspasados entre marzo de 1971 y septiembre de 1972 con estos fines. A lo que se suma 1,6 millones de dólares para la campaña parlamentaria de 1973.

Ante la compleja situación política y social, para dar mayor tranquilidad, Allende incorpora a miembros de las Fuerzas Armadas a su gabinete. El 2 de noviembre 1972 nombra al general Carlos Prats, sucesor de René Schneider, como ministro del Interior y a otros cuatro uniformados en distintas carteras del ejecutivo.

1973, el año del golpe

A pesar de la crisis política y económica provocada contra el Gobierno de la Unidad Popular, en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, el oficialismo logró el 43,3% de la votación, cifra superior al 36,3% obtenido en las presidenciales y que permitió sustentar su propuesta popular.

Debido al apoyo en las urnas, la oposición agudizó su política de desestatización con paros, huelgas y una ola de tiroteos, explosiones y enfrentamientos de quienes propician una huelga general; hechos monitoreados desde Washington.

El 29 de junio de 1973, se lleva a cabo el llamado Tanquetazo, intento golpista fallido, encabezado por el coronel Roberto Souper, al mando del Regimiento Blindado n.° 2. La acción, que se cobró la vida de 22 personas, fue aplacada por el entonces jefe del Ejército, Carlos Prats.

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Pero los atentados políticos prosiguieron. El 26 de julio de 1973, el edecán naval del presidente Allende, comandante Arturo Araya Peeters, fue asesinado por un francotirador frente a su domicilio.

Paralelamente, y solo en agosto 1973, el Comité 40 aprueba un millón de dólares para apoyar a partidos opositores y organizaciones del sector privado. Este dinero, según se informa, no se gastó: al parecer la crisis ya estaba desatada.

El 23 de agosto, tras la dimisión de Prats como ministro de Defensa y jefe del Ejército, Allende nombró como comandante de la fuerza a quien lo traicionará pocos días después: el general Augusto Pinochet Ugarte.

Solo un día antes del fatídico 11 de septiembre, el presidente informó a sus ministros y a las Fuerzas Armadas la decisión de convocar a un plebiscito que permitiera superar la crisis provocada contra la Unidad Popular.

El 11 de septiembre

Advertido de que en la madrugada de ese día las Fuerzas Armadas tomaron el puerto de Valparaíso, a las 7:20 de la mañana Allende se dirigió hacia La Moneda desde su residencia en Tomás Moro, acompañado del Grupo de Amigos del Presidente (GAP), su servicio de guardia personal.

Veinte minutos después, el mandatario emite desde la Casa de Gobierno su primer mensaje a la nación, a través de Radio Corporación.

Luego de solicitarle la renuncia y ser rechazada por el mandatario, al mediodía de ese 11 de septiembre la sede del ejecutivo y la casa del presidente fueron bombardeadas por los militares. El golpe de Estado, iniciado y propiciado por los sectores conservadores y EEUU desde la llegada de Allende a La Moneda, se concretó.

Tras la muerte de Allende y la toma del poder por la Junta militar golpista, se cerró el Congreso y se dio comienzo a una brutal represión contra los funcionarios, simpatizantes de la Unidad popular, y militantes de izquierda.