28/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Enero 01 de 1994: Entra en vigor el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Esto significaba un gran triunfo para nuestro país porque le permitiría vender en las dos grandes naciones del norte muchos de los productos nacionales sin aranceles, y entrar a una competencia regulada entre el comercio nacional y el extranjero en ciertos  rubros. Sin embargo, ese mismo día en forma sorpresiva inició un levantamiento armado en Chiapas, con la forma de un ejército paralelo al Ejército Nacional, que irrumpió en los municipios de San Cristóbal de las Casas, Las Margaritas y Ocosingo, Altamirano, Huixtlán y Chanal. Al mismo tiempo, otra parte de ese grupo atacó a la XXXI zona militar que se ubicaba en Rancho Nuevo, en una batalla de al menos diez horas, y fracasó porque no pudieron tomar las instalaciones del campo militar mencionado.

Este grupo armado insurrecto se auto denominaba Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que publicó la llamada Declaración de la Selva Lacandona. Y el día siguiente del ataque, en Las Margaritas, secuestró al general Absalón Castellanos Domínguez, quien se había distinguido como represor. Sería hasta el día cuatro de enero cuando el Ejército Nacional recuperaría las cabeceras municipales tomadas por este EZLN que de pronto se volvió el centro de la atención en México, dejando al Tratado de Libre Comercio fuera de los reflectores internacionales, siendo un duro golpe al gobierno de Carlos Salinas de Gortari, quien lo consideraba como la gran obra de su administración.

Al día siguiente, el cinco de enero, el gobierno ofreció el cese al fuego a cambio de la entrega de las armas y la liberación de los rehenes, pero el conflicto se trasladó al Congreso de la Unión, pues en la Cámara de Diputados un buen grupo de legisladores exigía que se abriera un diálogo con los guerrilleros, y empezó una escalada de violencia con el estallido de una bomba en la Plaza Universidad de la Ciudad de México. Desde luego que la primera cabeza en rodar fue la del secretario de gobernación, el ex gobernador chiapaneco Patrocinio González Garrido, quien había asegurado que no había guerrilla en su estado. El tema evolucionó hasta ser considerado un asunto político del primer orden en un año electoral, pues se elegiría al nuevo presidente de la República.